Tras
consultar diversos mapas y buscar información sobre la famosa formación
geológica conocida con el nombre del elefantito, me decido a hablar con un gran
escalador y conocedor de La Pedriza como es David, para concretar ciertos detalles
de la ruta que lleva hasta el elefantito.
Tras
intercambiar unos correos electrónicos decidimos rápidamente realizar juntos la
ruta, por lo que nos citamos un sábado del mes de Julio a eso de las 7:30 de la
mañana para ponernos de camino hacia La Pedriza.
Es
muy recomendable acudir pronto a los escenarios en época estival para
aprovechar las primeras horas del día donde la temperatura es mucho más baja
que durante el resto del día, ya que hasta el anochecer no podremos volver a
disfrutar de un descenso considerable de las temperaturas.
Otro
motivo de gran importancia de acudir pronto a La Pedriza es que solo se permite
la presencia de un máximo de 375 vehículos (a fecha de hoy) en el interior de
este impresionante paraje, existiendo un autobús gratuito todos los fines de
semana y festivos de verano y Semana Santa para poder acceder al interior de la
Pedriza.
Sobre
las 8:30 estacionamos el vehículo de David en el aparcamiento de Canto Cochino,
en el cual ya fluía una gran actividad de senderistas y escaladores,
principalmente.
Una
vez nos equipamos y nos pusimos las mochilas en nuestras respectivas espaldas,
iniciamos la esperada ruta que iniciamos en el propio aparcamiento dirección al
río Manzanares, el cual atravesamos por un rustico puente de madera, desde el
cual comprobamos en bajo nivel que presentaba el río.
El
camino se va estrechando convirtiéndose en un sendero, formato que no
abandonaremos prácticamente durante toda la jornada, dicho sendero nos dirigió
hasta el arroyo de la Majadilla, que encontramos totalmente seco, recordándonos
el año tan seco que estamos atravesando, donde las precipitaciones están
brillando por su ausencia.
A
buen ritmo fuimos ascendiendo el desnivel que nos iba presentando el camino,
realizando periódicas paradas para observar las curiosas formaciones geológicas
que inundan La Pedriza.
Subiendo
un poco mas divisamos el Cancho Losillo a la Tortuga, a esas horas de la mañana
con el juego de luces y sombras que nos ofrecía la jornada nos dio la sensación
de ver una autentica tortuga perdida entre un mar de piedras.
Según
ganábamos altitud el paisaje es auténticamente espectacular, a unos 1200 metros
de altitud oteamos el Cancho Butrón y Peña Sirio.
Nuestro
camino atravesaba diversos collados hasta llegar al mirador del Tranco, desde
el cual se pueden obtener unas fabulosas vistas del pueblo Manzanares el Real y
del embalse de Santillana.
En
este punto encontramos una zona llana de pradera que invita al descanso, el
cual realizamos para recuperar el líquido perdido por el esfuerzo de la subida.
Una
vez llegado al collado donde el camino encuentra un trazado mas llano hay que
estar atento para encontrar la señal que indica el camino hacia el elefantito,
en nuestro caso no fue así, por lo que tuvimos que atravesar zonas cubiertas
por espesa vegetación compuesta principalmente por jaras pringosas, no es
difícil imaginar lo pringoso de la situación.
Tras
dejar atrás la zona de jaras pringosas, las piedras ocuparon el protagonismo de
las dificultades que surgieron al no encontrar el camino adecuado, lo que nos
obligo a trepar diversas moles de granito con cierta pericia.
Pronto
los excrementos de cabras nos guiaron hasta el sendero adecuado, dejando de
manifiesto quienes son las verdaderas conocedoras de todos los rincones de la
Pedriza, la cabra hispánica (Capra pyrenaica).
Según
fuimos avanzando David me muestra una columna de granito muy conocida entre los
escaladores denominada “los 5 cestos”, la cual ha escalado en más de una
ocasión, es un vía que muestra un cierto nivel de dificultad, geológicamente lo
que más me llamo la atención son las diaclasas paralelas que muestra tal
columna granítica.
Una
vez localizado el camino, nuestros pasos fueron más ligeros y pronto sin darnos
cuenta llegamos al elefantito, el cual descubrimos en una fortuita parada para
beber agua, ya que no es tan evidente su localización según se sube por el
camino.
La
gran similitud que guarda esta formación geológica con un elefante es
imponente, las probabilidades de que un agente erosivo como es el agua en su
estado líquido y solido haya podido esculpir la roca granítica de forma tan
peculiar deben ser muy escasas, aunque en la Pedriza existe otra formación
llamada el elefante de mayores dimensiones, lo que me hace pensar que este
capricho de la naturaleza es más común de lo normal o que las probabilidades
por muy escasas que sean han dado como resultado dos elefantes graníticos en la
Pedriza, como creo que no puede ser en otro lugar del mundo.
Es
inevitable fotografiar desde todos los ángulos posibles a nuestro amigo
elefantito, en el caso de David le fue inevitable, como escalador que es trepar
parte del elefantito y quedar inmortalizado con la instantánea que le realice.
Es
curioso como por mucho empeño que algunos humanos pongan en desvincularse de la
naturaleza y sumergirse en lo más hondo de las grandes urbes, entorno hostil
incluso para nuestra propia especie, aun quedan destellos de nuestros vínculos
con el mundo natural del cual hemos estado tan ligados y del cual hoy
dependemos para algo que el homo sapiens urbanita olvida y es que la comida que
encontramos en los supermercados tiene su origen en los campos, ríos, mares y
océanos que tanto nos empeñamos en destruir.
Aun
viviendo en la actualidad en un panorama marcado por una profunda crisis
económica, donde una vez más demostramos que lo único que importa es el valor
económico de las cosas y que solo los poderosos y ricos se movilizan cuando su
poder y riquezas están en peligro, aun así cuando realizo rutas por entornos
tan sobrecogedores como es el caso de la Pedriza y observo al elefantito,
pienso que aun no está todo perdido, ya que si hemos sido capaces de dar un
nombre de un animal como es elefante a una simple piedra, dotamos a la propia
piedra de vida, hecho que solo la especie humana es capaz de hacer y es
entonces cuando se revela el secreto del vinculo perdido por muchos con nuestro
entorno natural.
La
Pedriza es un entorno al cual acuden muchos visitantes al cabo del año, algunos
de ellos olvidan el respeto que hay que tener a la montaña o simplemente se
vuelven demasiados confiados, por ello es necesario respetar los caminos, las
señalizaciones, ir con un mapa o un gps, nunca trepar o intentar escalar sin
los medios de seguridad necesarios, acudir con comida y agua suficiente para la
ruta elegida, ir equipados correctamente, respetar el entorno, no tirar residuos
ya que en la entrada nos facilitan una bolsa de basura para depositar nuestros
residuos y luego tirarlos a la salida de la Pedriza donde están los
contenedores de residuos (siempre hay que llevar una bolsa de basura en la
mochila para depositar nuestros residuos y posteriormente depositarlos en los
contenedores de basuras), aun así siempre me asombra encontrar botellas de 1,5
o 2 litros vacías tiradas por el campo, es en esos momentos donde pienso lo
absurdo del ser humano que es capaz de subir una montaña con una botella llena
lo que supone cargar con 1,5 o 2 kg y luego no es capaz de bajar la montaña
cargando los 50 grs que pesa el embase de la botella vacía, como decía el gran Albert Einstein:"Sólo
hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana. Y no estoy tan
seguro de la primera".
Si
te ha gustado el reportaje y sobre todo la Pedriza y quieres realizar la ruta
para ver el elefantito y descubrir los tesoros que alberga la Pedriza no dudes
en contactar conmigo para poder hacerte de guía y enseñarte a interpretar la
naturaleza (fauna, flora, geología, mapas, etc…), para ello escríbeme a danielmedioambiente@gmail.com
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