Desde
los albores de la humanidad, el hombre ha observado el firmamento y es muy
posible que la Luna fuera el elemento más asombroso que empezaran a contemplar.
La
curiosidad innata del hombre y la facilidad de localizar la Luna junto con sus misteriosas
fases hacen de la Luna un elemento fascinante.
Galileo
fue el primer hombre en estudiar la Luna a través de un telescopio y fue él
quien empezó a observar los cráteres y montañas anulares.