sábado, 30 de enero de 2016

RUTA POR LA CASCADA DE SAN MAMÉS

Uno de los saltos de agua más espectaculares que alberga la Comunidad de Madrid, se encuentra en la población de San Mamés, la pequeña localidad cuenta con una de superficie de 27,44 km² y una población que apenas supera el centenar de habitantes.

Si deseamos descubrir el pueblo de San Mamés, partiendo desde Madrid, tendremos que circular por la A1, hasta la salida 76 la cual cogeremos, dirección Buitrago de Lozoya, donde tomaremos el desvío hacia la carretera M-634 rumbo Villavieja de Lozoya, una vez circulemos por la M-634 no la abandonaremos hasta llegar a San Mamés.

Navarredonda y San Mamés son dos poblaciones muy cercanas las cuales comparten historia y desde el año 2001 han unido sus nombres, Navarredonda fue fundada por los árabes a mediados del siglo XI, desde sus orígenes el asentamiento humano opto como actividad principal para su desarrollo sostenible la ganadería de ovejas merinas y vacas principalmente, debido al paso de la Cañada Real Segoviana en el siglo XII la zona fue repoblada con pastores segovianos procedentes de Sepúlveda.

La otra actividad principal de los pobladores de San Mamés es el cultivo de trigo, centeno, lino, hortalizas y heno que emplean para alimentar al ganado compuesto por: ovejas merinas, vacas, yeguas y pollinos.

San Mamés contaba con un molino y desde 1583 disponían de fragua con sus potros de herrar, los cuales aún persisten desafiantes al paso del tiempo.

Son diversas las actividades que se tienen que realizar para poder sobrevivir en el mundo rural, antaño se aprovechaban las bellotas que ofrecen las encinas para alimentar a los cerdos y su leña era empleada por los maestros carboneros para producir carbón vegetal.

La miel es sin duda junto con las queserías artesanas otra de las labores que aun hoy en día se llevan a cabo, al igual que la producción de cestos de mimbre, empleados en las diversas labores rurales.

En la actualidad es el turismo la actividad económica principal, existiendo diversas casas rurales que permiten un confortable alojamiento, donde poder pasar unos días y descubrir en profundidad las diversas rutas que se adentran por la Sierra Norte de Madrid.

Los edificios más destacados son: el Ayuntamiento, construido en la posguerra y la ermita de San Mamés, ubicada a las afueras del pueblo y pegada a la carretera, fue construida con mampostería y ladrillo, bajo el alero del ábside románico, se aprecian elegantes trazados decorativos elaborados con ladrillos.

En la parte sur de la iglesia existe un pequeño jardín, la entrada a la ermita se encuentra resguardada bajo un pórtico y en las inmediaciones a la construcción se sitúa un pequeño campo santo.

El interior de la iglesia está decorado con pinturas murales modernas de estilo neorromántico, otro elemento que destaca de la pequeña edificación es el campanario coronado con su correspondiente chapitel o aguja y como no podía ser menos con un buen nido de cigüeña blanca.

La gran protagonista del reportaje es la chorrera o cascada de San Mamés con sus 30 metros de altura, el arroyo de la Pinilla afluente del río Lozoya es el encargado de nutrir de agua a este espectacular salto de agua, el cual tiene agua todo el año, siento su caudal mayor en la primavera con el deshielo o en otoño con las lluvias.

La ruta que nos lleva hasta la chorrera empieza en la Plaza del pueblo de San Mamés, desde donde empezaremos a caminar para tomar la Calleja de la Fuente, la cual desemboca en una amplia pista de tierra que nos conduce dirección Norte, según avanzamos por el camino y dejando atrás el pueblo, el paisaje que nos encontramos está formado por los primeras tierras de formas ondulantes, que componen las tierras dedicadas a prados, pastizales y a la agricultura residual, las tierras están custodiadas por muros de piedra seca.

La vegetación que predomina en esta zona son los fresnos, según vamos ascendiendo la vegetación va permutando, los fresnos se alternan con las encinas y el monte bajo constituido por carrasca, rebollo, jara, tomillo y retama, a mayor altitud sobre los 1000 – 1400 metros la vegetación predominante es el pinar y el piornal.

Las líneas de vegetación están bien marcadas, los usos de la tierra junto con la altitud son los dos elementos encargados de estructurar que especies botánicas habitan en los diferentes ecosistemas que el transcurso de ruta permite contemplar.

Sin abandonar la pista de tierra principal, haremos una chicana o chicane, como si de un circuito de fórmula 1 se tratase, donde la calleja de la Fuente converge con la calleja de las Tres Iglesias.

La ruta esta señalizada en todo momento por balizas con flechas por lo que es sencillo seguir el camino, nada más pasar la chicana vemos una quesería artesana, la cual les invito a que la visiten y si gustan adquieran uno de los deliciosos quesos que despachan.

La quesería queda a nuestra derecha y a nuestra izquierda veremos corrales con cabras y gallinas, una vez probado el queso es momento de continuar el camino, en esta zona ya se deja notar a cada paso que damos el continuo ascenso, durante el transcurrir de la ruta serán varios los tramos los cuales presentan una acentuada pendiente.

Tras andar unos 600 metros, la pista forestal presenta una marcada recurva hacia la derecha y luego un contracurva hacia la izquierda, seguiremos caminando hasta que veamos el camino de los Almajanes que sale a nuestra derecha, ambas pistas confluyen en una por lo que nuestros pasos se dirigirán hacia la izquierda para afrontar un tramo de 1,300 kilómetros con rampas notables, dirección al frondoso pinar que se ve montaña arriba.

Es recomendable hacer paradas durante el ascenso tanto para hidratarnos como para disfrutar del paisaje que nos ofrece el valle del Lozoya, la masa de agua que podremos ver a lo lejos es el embalse de Riosequillo y desde las zonas más altas se puede llegar a ver el embalse de Pinilla.

En cuanto a las montañas que nos rodean estamos a los pies del Reajo Alto y la Nevera con sus 2102 metros de altitud, junto con la ladera sur de la Peña del Moro y al fondo el macizo de Peñalara componen un gran valor paisajístico de alta montaña.




El paisaje en esta zona está marcado por extensas praderas donde la ausencia de árboles ha permito que los agentes erosivos trabajen con mayor facilidad en el monte, a nuestra izquierda a lo lejos en el pronunciado valle se aprecia la presencia del arroyo del Chorro provisto con el característico bosque de galería, por donde se deslizan con cierta presteza las cristalinas aguas que anteriormente se precipitaron por la cascada de San Mamés, la cual ya se deja ver a lo lejos, en el clareo rocoso compuesto por micas, esquistos y gneises.

Deleitándonos con el paisaje y tras dejar a tras las pendientes más duras, como si de una etapa ciclista de montaña se tratara, coronamos la cota más alta de la ruta pasando la línea de meta, compuesta por puerta metálica, la cual salvaremos por nuestra derecha mediante un paso para personas, al otra lado y bajo el refugio que ofrecer el porche de la “Casa del Leñador”, escenario ideal para realizar una parada y reponer fuerzas.

Una vez ingeridos los siempre recomendables frutos secos, es momento de adentrarnos por al bosque compuesto principalmente de pinos silvestres (Pinus sylvestris) también conocido como pino de Valsaín, pino serrano, pino albar, pino del Norte, pino rojo o pino bermejo, la frondosidad es tal que según nos adentramos la sensación envolvente es cada vez más inconmensurable.

La copa de los altos pinos silvestres apenas dejan pasar tenuemente los rayos del sol, uno no deja de imaginar cómo serían las grandes extensiones que la taiga cubría por toda Europa, creando espesos bosques de coníferas, hábitat de numerosos animales y donde el hombre  Neandertal (Homo neanderthalensis), se adaptó a la perfección.

Según avanzamos por la amplia pista forestal, a nuestra derecha encontramos una fuente de puras y fresca aguas, las cuales emanan por un corto caño para inmediatamente descansar en un gran pilón.

Tras caminar unos 360 metros, nos encontramos con una marcada curva hacia la derecha, en este punto abandonaremos la pista forestal y seguiremos la dirección que marca la flecha de la baliza hacia la izquierda de la curva o en línea recta según venimos caminando, los amplios caminos quedan atrás y la ruta prosigue por un estrecho pero cautivador sendero.

La vegetación que encontramos a ambos lados del nuevo sendero, está constituida principalmente por matorrales leñosos, donde encontramos diversas especies como: el brezo, las retamas, las zarzas, los escaramujos y los cantuesos.

Según transitamos por la trocha observamos las cumbres, donde los agentes erosivos eólicos e hídricos, mediante procesos lentos y constantes han esculpido las montañas dando lugar a pronunciadas pendientes cóncavas con marcados caballones y curiosos afloramientos de roca madre.

Dos pequeños arroyos se cruzan en nuestro camino, los cuales salvaremos sin dificultad, nada más legar a una zona sin vegetación repentinamente el camino se vuelve escarpado y empinado, teniendo que prácticamente trepar en algunos puntos, este tramo presenta cierta dificultad por lo que el senderista tiene que agudizar las precauciones al máximo para evitar posibles accidentes.

Una vez superado el tramo más complicado de la ruta, a nuestra izquierda veremos una gran piedra que presenta una estructura homogéneamente plana, la cual nos proporciona un mirador natural desde el cual atisbar todo el valle y la espectacular cascada de San Mamés.

El sendero continúa hasta dejarnos a los pies de la cascada donde observamos de cerca como las abatanadas aguas forman un reguero descendente de color blanquecino, toda una demostración de la belleza que alberga en la naturaleza.

Observar y escuchar como las aguas resbalan zigzagueando entre las rocas, mientras llenamos los pulmones con aire serrano, es una oportunidad única con la cual hay que deleitarse.

En los aledaños de la cascada si uno sabe buscar podrá encontrar una confortable piedra donde aposentar las posaderas y degustar del tan merecido almuerzo, la exclusividad del escenario con sus vistas panorámicas hace de este rincón un espacio difícil de superar.

Llegada la hora del regreso y despidiéndonos de la cascada a la cual prometemos volver en alguna otra ocasión, iniciamos el descenso por el mismo camino que realizamos horas antes.
Al llegar de nuevo a la quesería seguiremos rectos por la Calleja de las Tres Iglesias, pista forestal que transcurre paralela a la Calleja de Fuente que tomamos en el camino de ida, esta nueva pista nos permite disfrutar del denso robledal.

La Calleja de las Tres Iglesias, desemboca en otra pista la cual tomaremos hacia nuestra izquierda para llegar en pocos metros hasta la carretera M-634, la cual cruzaremos con precaución para poder visitar la Iglesia de San Mamés, desde donde retomaremos las calles de la población de San Mamés donde finalizamos la ruta.

Si desean descubrir unos de los entornos más recónditos que nos ofrece la Sierra Norte de la Comunidad de Madrid, pueden contactar conmigo directamente para organizarles una senda guía: danielmedioambiente@gmail.com



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