Los dominios de Atienza se asientan en la comarca de la Serranía de
Guadalajara, para situarla en el mapa debemos buscar el inicio de la Sierra de
Pela, allí se levanta Atienza, sobre la ladera de un cerro de rocas calizas,
con una altura máxima de 1169 metros, siendo este superado por el contiguo
otero de El Padrastro con 1200 metros.
Geográficamente el pueblo de Atienza se sitúa al Norte de la provincia de
Guadalajara, en la zona conocida como "Las Serranías”. Su término
municipal comprende además las poblaciones de Alpedroches, Bochones, Casillas y
Madrigal.
Las tierras de Atienza son atravesadas por el Camino del Cid, la Ruta
de El Quijote y la Ruta de la Lana, entre Riofrío del Llano y
Tordelloso, creándose una importante encrucijada de caminos, antaño muy
transitados y concurridos.
La historia de Atienza se remonta al paleolítico, diversos hallazgos
arqueológicos localizados a lo largo y ancho del territorio de la Villa así lo
atestiguan y revelan gracias a los yacimientos encontrados.
Los Titos fueron los que formaron el asentamiento y le pusieron el
nombre de Titia, siendo un pueblo indígena celtibero dominaban junto a los
belos y lusones el Este de la Meseta.
El desarrollo de los Titos tuvo lugar durante la Edad del Hierro, llegaron
a acuñar su propia moneda denominada As, en la cual aparecía un jinete decorando
el campo de la moneda, lo que nos indica lo prospero que llego a ser la estirpe
de los Titos.
El pueblo de los Titos era pacifico, al frente de la ciudad había un
Consejo presidido por un sacerdote o druida, practicaban el politeísmo y sus
creencias se basaban en dioses de la naturaleza, aun así, cuando tenían que
guerrear eran temibles, los historiadores romanos recogieron en sus crónicas
que la infantería celtíbera era una fuerza bélica terrible.
El poderoso imperio romano, encabezado por Tito Livio (59 a. C. – 17
a.C.), adoptó de los Titos la espada corta, el coselete de cuero y el puñal
corto, armas utilizadas por los celtíberos, que fueron adheridas a las milicias
romanas.
Los Titios hicieron una ardua resistencia a los romanos, solamente cuando
cayó Numancia y Termancia, pudieron los césares romanos decir que la vieja
Atienza había sido hecha suya, construyendo estos una fortaleza para defender
el territorio, siglos más tarde fue mejorada y reforzada por los árabes.
Con la llegada de los árabes a la Península Ibérica, Atienza fue poblada
por musulmanes los cuales le otorgaron su definitivo nombre actual. Con la
construcción del castillo en lo alto del cerro, Atienza pasa a ser un enclave
estratégico muy difícil de expugnar.
Durante la Reconquista Atienza fue disputada por los cristianos y los
árabes, entre 870 y 874 es conquistada por Alfonso II el Magno,
reconquistándola los árabes poco tiempo después.
En 967 pasó a manos de Alhakén II, García Fernández la vuelve a
reconquistar, pero Almanzor la recuperó y la destruyó. Sancho García la
recupera y la pierde, durante este periodo Atienza es conquistada y
reconquistada en numerosas ocasiones.
En 1085 fue reconquistada finalmente por Alfonso VI, a la vez que Toledo y
los demás enclaves significativos del reino.
Atienza se incorporó a la Corona de Castilla y se le concedió un extenso
común que llegaba hasta el río Tajo.
El lugar decisivo que ocupa Atienza es objeto de continuas contiendas y
rápidamente se hace necesario levantar una primera muralla mandada construir
por Alfonso VII.
Posteriormente se construye una segunda muralla para proteger los barrios
de extramuros, siendo erigida bajo el reinado de Alfonso VIII.
Durante el siglo XV Atienza pierde varios barrios como el de Santa María
del Rey y pequeñas barriadas próximas al castillo a causa de las llamadas
luchas de los Infantes de Aragón.
Las tropas del Rey de Navarra se hicieron dueñas de la posición, y tiempo
después el castellano Juan II ayudado del Condestable Álvaro de Luna y un
poderoso ejército, sitiaron y conquistaron esta importante Villa, llegando a la
lucha cuerpo a cuerpo y teniendo que destruir e incendiar buena parte de la
población para poder expulsar de ella a los navarros.
Bajo el reinado de los Reyes Católicos se construyó la Posada del Cordón,
con la unión de Castilla y Aragón, Atienza fue perdiendo paulatinamente su
importancia fronteriza.
Ya en el siglo XVIII con la guerra de Sucesión la Villa se sumerge en
dificultades al ser el centro de operaciones de Felipe V, en 1706 los
habitantes de Atienza participaron en las batallas de Almansa, Brihuega y
Villaviciosa, lo cual les aporto como beneficio a los habitantes de Atienza la
prerrogativa en las rentas concejiles durante dos años.
En la guerra de la Independencia, en el siglo XIX, los franceses fueron los
responsables de desarbolar el castillo y parte de la Villa, para que Juan
Martín, "El Empecinado", no pudiera guarecerse entre sus muros.
En estas tierras nació, un egregio personaje como fue Juan Bravo (Atienza
1483 – Villalar 1521), un noble castellano conocido por su participación en la
Guerra de las Comunidades de Castilla, su padre, Gonzalo Bravo de Lagunas, era
alcaide de la fortaleza y su madre, María de Mendoza.
Juan Bravo era miembro de la familia de Mendoza y sobrino, por línea
paterna, de don Juan Ortega Bravo de Lagunas, Obispo de Ciudad Rodrigo,
Calahorra y Coria.
CASTILLO:
El origen del castillo de Atienza, es musulmán y durante la
Reconquista de España cambió de manos en numerosas ocasiones.
La fortaleza se encuentra sobre una colina rocosa que le otorga la
condición de impenetrable por algunos de sus flancos, para su construcción se
emplearon sillares regulares de piedra caliza, el perímetro del castillo es de
unos 700 metros.
El acceso al castillo se realiza por una rampa, al entrar se aprecian dos
recintos, uno exterior que lo compone el patio de armas y otro interior, con
diversas dependencias.
El recinto interior mide 130 metros de largo, 30 metros de ancho y 12
metros de alto y la entrada cuenta con un arco y una torre cuadrada a cada
lado.
Entre los ocupantes más ilustres que habitaron el castillo durante diferentes
periodos históricos destacan: Alfonso VII de León y Felipe V de España.
Desde la lejanía el castillo de Atienza asombra al visitante, por su
imponente torre, la cual se iza sobre una gran roca, desde lo más alto de la
torre se dominan kilómetros a la redonda, divisándose en días claros el Sistema
Central y toda la Meseta.
Es tan imponente la fortaleza y el enclave en la cual se asienta tan
inexpugnable, que incluso el mismísimo Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, no quiso
pasar frente a ella a la luz del día, por considerarla “peña mui fuert”.
De le fortaleza se conserva, principalmente, su gran torre del homenaje, y
la puerta de acceso, la cual cuenta con arco de medio punto, ubicada junto a un
torreón de planta cuadrada.
En el patio de armas encontraremos dos aljibes tallados en la roca, uno de
ellos con parte de la bóveda construida con ladrillos, estos depósitos de agua
eran imprescindibles en caso de ser asediado el castillo.
Uno de los acontecimientos más notables que se vivieron en el castillo, fue
cuando la familia Lara, depositó en la villa al rey Alfonso VIII, confiando en
la fortaleza de su castillo. Los vecinos de Atienza, al ver llegar el gran
ejército del rey Fernando III de León, que pretendía secuestrarle para reinar
en Castilla, lo disfrazaron de arriero, para sacarlo de la ciudad y así
salvarlo.
De tal modo que Alfonso VIII premió a la villa con diversos privilegios, y
reconstruyó su castillo y amplió las murallas.
En memoria del salvamento hecho del infante Alfonso VIII, se celebra cada
año La Caballada de Atienza, y los vecinos salen de la ciudad el domingo de
Pentecostés.
Retomando el castillo, en la esquina sur se ubica la solemne torre del
homenaje, de planta cuadrada, el acceso al interior de la torre se realiza
atravesando la puerta situada en la planta baja por donde nos adentraremos a
las salas interiores, por una escalera adosada al muro podremos ascender a las
plantas superiores y finalmente alcanzar la terraza, desde donde poder
disfrutar de una espectacular panorámica.
La torre cuenta con dos escaleras empotradas en los muros, en la planta baja
se localizan diversos túneles horadaros en la propia roca, se estima que estas
grutas unían el castillo con las iglesias de Santa María del Rey, la Santísima
Trinidad y San Salvador.
Como elemento defensivo destaca el garitón volado, único en todo el
edificio, ubicado en la esquina más meridional de esta parte del castillo.
Durante la guerra de la Independencia, el castillo y las murallas fueron
devastadas por las tropas francesas y en la Guerra Civil (1936-39) sufrió
importantes daños, por lo que el estado de conservación es de ruina.
La propiedad recae sobre el Ayuntamiento de Atienza, el 3 de junio de 1931
fue declarado Monumento Nacional y desde marzo de 1994 el castillo puede verse
iluminado por la noche.
MURALLA:
La villa de Atienza ha estado circuida por una fuerte muralla desde la
época de los primeros reyes de Castilla, los cuales dotaron a este enclave
estratégico de la máxima protección que en aquellos tiempos se podría
construir.
Del extremo norte del castillo surge la muralla primitiva y por el extremo
sur se levantaba la puerta del Arco de la Villa o Arco de Armas, la cual no ha
resistido el paso del tiempo.
La muralla contaba con numerosas puertas o arcos, como el Arco de la
Guerra, el Arco de San Juan o Arrebatacapas, Arco de la Nevera, el pórtico de
la Virgen y el de la Escuela, la mayoría de ellos no se conservan.
El castillo contaba con una doble línea de murallas, las cuales fueron
levantadas adaptándose a la morfología del terreno, su construcción inicial
data de los siglos XII y XIII.
Una protegía el recinto interior e iba desde la torre del homenaje hasta
las torres de la entrada y de la cual solo quedan las bases.
La otra muralla protegía todo el mastodonte de piedra sobre la cual se
levanta la torre, el recinto interior y el patio de armas, de la cual solo
queda un tramo y las bases del resto.
Del recinto exterior surgen las murallas que protegían el pueblo, las
cuales constituían dos recintos.
Del primer recinto construido por Alfonso VII, abarcaba el corazón de la
originaria Villa, se conservan múltiples fragmentos de paramentos de fuerte
sillarejo y de todas las puertas que se abrían a lo largo de sus muros, como la
de La Nevera o los arcos de la Virgen y la Escuela Vieja.
El más bello y representativo arco que nos ha llegado a nuestros días es el
llamado Arco de San Juan o puerta Arrebatacapas, el origen de este anecdótico
nombre se debe al hecho de que el viento arrebata las capas de los cofrades de
la Santísima Trinidad cuando lo atraviesan cada domingo de Pentecostés, dicho
arco franquea el paso desde la plaza del Ayuntamiento hasta la plaza del Trigo.
Las anchas murallas externas, sirvieron para encerrar a la villa que en el
siglo XIV alcanzó su máximo apogeo, con más de siete mil habitantes y unas
catorce parroquias de estilo románico.
La muralla externa, protegía barrios como el de Puertacaballos, y
ciudadelas como la Judería, actualmente se pueden ver enormes tramos en
diversas zonas del pueblo y en los alrededores, mostrando también algunas
puertas acompañadas de torreones.
La ampliación de la muralla la realizo Alfonso VIII y la nueva muralla
contaba con las puertas de Antequera y de la Salida o Salada. De estas murallas
quedan todavía tramos, torreones y la mayoría de las puertas.
La población de Atienza fue declarada Monumento Histórico-Artístico
Nacional en 1962, al albergar una destacable arquitectura civil como son la
plaza de España y la plaza de Don Bruno Pascual Ruilopéz o del Trigo, ambas
cuentan con soportales de madera o piedra, con entramados de madera y revocos
de yeso con tonalidades pálidas.
Atienza cuenta con numerosa representación de construcciones religiosas,
como son: Iglesia Museo Santisima Trinidad, Iglesia Museo San Gil, Iglesia de
Nuestra Señora del Val, Iglesia San Salvador, Iglesia San Juan, Iglesia Museo
San Bartolomé, Iglesia de Santa María del Rey y el ábside de San Francisco.
La población de Atienza merece una visita, por lo que les invito a que se
acerquen y descubran su magnífico castillo, disfruten paseando por sus calles y
de sus casas medievales muchas de ellas con llamativos escudos heráldicos en
sus frontispicios y de la gran cantidad de elementos arquitectónicos que
posee como son las murallas y la gran cantidad de iglesias que alberga Atienza.
Uno de los rincones que les aconsejo no dejen de visitar es la fuente
romana de Atienza, situada a la salida de la Iglesia Museo de San Bartolomé por
la puerta norte del atrio.
Se trata de una fuente de aguas salubres que data del siglo II, construida
a base de sillares regulares y que cuenta con un gran pilón donde reposan las
aguas.
Enfrente de la fuente se localiza la puerta de la Salida, uno de los
accesos del segundo cinturón de la muralla, y por ella los arrieros de la villa
sacaron al rey niño Alfonso VIII, para liberarlo de las tropas de su tío
Fernando II de León.
Si desean ampliar información o disfrutar de una visita guiada, contacten
conmigo escribiéndome a: danielmedioambiente@gmail.com
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