El cárabo común es una de las 6 especies nidificantes de rapaces
nocturnas que habitan en la Península Ibérica.
Las dimensiones de este mediano búho son: Longitud: 34 - 43 cm,
Envergadura: 94 - 110 cm, Peso: 330 - 590 gr.
El cárabo es de color marrón principalmente, su gran cabeza redondeada lo
hace inconfundible, aunque se le escucha mucho más de lo que se le observa,
debido a que permanecen estáticos durante las horas diurnas y al plumaje
vermiculado que les hace pasar desapercibidos camuflados y mimetizados.
Su coloración va del marrón gris al rojizo, cuenta con una prominente fila
de manchas blancas a cada lado del dorso. El color de fondo es variable del
pardo-rojizo al pardo-gris, con todo el plumaje moteado finamente listado y vermiculado
oscuro.
El disco facial principal es ancho y redondeado, finamente bordeado de
negro, los discos faciales concéntricos son bastante lisos, las finas cejas
adicionales en la parte anterior del píleo contribuyen a la expresión amable
del cárabo común.
Al tratarse de una rapaz nocturna de mediano porte y muy compacta, sus alas
son anchas y redondas con franjas, sin zona clara en primarias, su cola es
corta fina e indistintamente barrada. Realiza vuelos directos con aleteos
bastantes rápidos y es frecuente verla realizar planeos largos y rectos.
Posee líneas de pintas blancas en las plumas escapulares, carece de una
destacada mancha pálida en la parte superior de las plumas primarias
interiores.
Cuando contemplamos un cárabo común posado percibimos una rapaz de aspecto
rechoncho, su redonda cabeza sin penachos, es decir no tiene plumas cefálicas
que adornen su cabeza, sus profundos y grandes ojos negros son los rasgos más
destacados para identificarlo rápidamente, los hombros del cárabo cuentan con
unas manchas blancas como si de un collar de perlas se tratara, siendo otro de
los rasgos a tener en cuenta a la hora de poder reconocerlo.
Personalmente y tras varios días observando pacientemente al mismo ejemplar, la
habilidad innata que tenemos los humanos de sacarle parecido a todo, utilizando
la pareidolia en mis horas de contemplación mi cerebro hacia volar la
imaginación y cada día mi amigo el cárabo común se me asemejaba a las muñecas
rusas, las famosas matrioskas, creadas en 1890.
La vista de las rapaces nocturnas es asombrosa, el tamaño del globo ocular
supera proporcionalmente a cualquier otro animal, cuentan con unas membranas
que protegen los ojos como si fuera un 3 parpado denominado membrana
nictitante, cuya misión es limpiar, lubricar y proteger el ojo,
comparativamente una rapaz nocturna ve 100 veces más que el ojo humano por la
noche.
El reclamo más común es un ki-uick estridente y repetido, con feroces
variaciones como alarma. Su canto, es un ululato lastimero con tono de ocarina.
La hembra utiliza una variación a modo de susurro, durante el cortejo ambos
sexos profieren un trémolo bajo y vibrante audible a 50 metros.
Al anochecer puede posarse en postes o ramas, identificándose bien la
silueta y tamaño, lo más habitual es notar su presencia a través del canto, es
cual es un ki-uick súbito, potente y nasal, siendo su canto un ululante y claro
huu: hu-hu-huu-uuuuuuu.
El canto de la hembra es el conocido lúgubre de las películas de terror,
“juuh, ju, juhu juuh”, en cambio el macho hace un canto tal que “quie-uit” y
los pollos hacen un marcado bufido “psiip.
Sus hábitats principales se encuentran en los bosques caedizos o
caducifolios, en los frondosos bosques mediterráneos, en zonas suburbanas y
agrícolas con arbolado o incluso en los parques con grandes y añosos árboles
latifolios, como los viejos robles provistos con grandes huecos donde pasan las
horas diurnas y crían.
En ocasiones se le puede observar en habitas diferentes como son los
roquedos, los cárabos más urbanitas utilizan incluso edificios que puedan
ofrecerles los huecos que necesitan para anidar, durante el día también se le
puede observar en nichos de muros.
La alimentación del cárabo común se basa principalmente en los prolíferos
apodemus, es decir los ratones de campo, topillos, ratas e insectos que captura
en el suelo tras acecharlos desde un oteadero.
El cárabo es un infatigable cazador de roedores, por ello es imprescindible
mantener la población de rapaces nocturnas en un número apropiado siendo el
propio ecosistema sin intervención humana el que se encargue de regular las
poblaciones.
Debemos ver a las rapaces nocturnas como unas grandes aliadas, capaces por sí
mismas de controlar la población de roedores los cuales tienen un crecimiento
exponencial que sin sus depredadores naturales pasan rápidamente a formar
superpoblaciones.
A la hora de criar las rapaces nocturnas no hacen construcción alguna para
alojar a sus pollos, utilizan oquedades naturales o incluso ocupan viejos y
abandonados nidos de córvidos.
Las rapaces nocturnas son las reinas de las tinieblas, de las sombras y de
las noches, su adaptación a la oscuridad está latente principalmente en el
diseño de sus plumas, las rémiges tienen el borde anterior desflecado, lo que
les permite romper las fricciones del aire y volar en completo silencio, es
primordial para las rapaces nocturnas contar con un plumaje aterciopelado que
les permite volar sigilosamente y poder acechar a sus presas, como ya dijimos
son principalmente apodemus.
La vista agudísima con la que cuentan todas las rapaces tanto diurnas como
nocturnas, es otra de las grandes adaptaciones de estas maravillas evolutivas,
en el caso de las rapaces nocturnas a su impresionante vista, se le une un
extraordinario oído, un sentido transcendental y vital para las rapaces
nocturnas con el cual escuchan a sus presas.
Las rapaces nocturnas están dotadas con un sistema auditivo finísimo, el
odío en este caso de nuestro amigo el cárabo común, y el de todas las rapaces
nocturnas cuenta con pabellón externo protegido por discos faciales y un oído
interno ligeramente disimétrico uno respecto al otro, que le permite cazar con
mayor precisión.
Durante la noche se desata una guerra acústica entre los roedores y las
rapaces nocturnas, se trata de huir sin ser escuchado, para ellos los apodemus
cuentan con un pelaje blando que amortigua el ruido y unos grandes pabellones
auditivos que les permite escuchar cualquier sonido que pueda producir en el
bosque.
Nuestras amigas la rapaces nocturnas están protegidas por la ley, desde el
blog me gustaría concienciar y sensibilizar a tod@s los lectores/as sobre la
importancia de respetar y conservar el Patrimonio Natural que nos rodea, es
vital para el pasado, presente y futuro de la humanidad.
Y recuerda cada uno de los ecosistemas del Planeta Tierra, cuenta con su
correspondiente rapaz nocturna.
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