Entre
dos grandes embalses como son el de Entrepeñas y Buendía nos encontramos con la
población de Sacedón (Guadalajara), situado en la comarca de La Alcarria, en el cual
realizamos una parada para abastecernos de las últimas provisiones para pasar
el día.
La
construcción más destacable que el visitante encuentra nada más entrar en Sacedón es la iglesia parroquial dedicada a Nª
Sª de la Asunción, construida en el siglo XVII y reedificada en el siglo XX, la
iglesia es de tipo columnaria de estilo tardogótico con detalles renacentistas.
La
portada de estilo renacentista está orientada al mediodía y presenta líneas
clasicistas con un arco formado por pilastras cobijado entre dos contrafuertes,
coronado con una moldura y rematado con un frontón triangular adornado con dos
bolas a ambos lados.
El
elemento más sobresaliente de la construcción es su torre de planta cuadrada y de
35,5 metros de altura, donde se alberga el campanario, todo el conjunto
arquitectónico se le atribuye a Juan Ballesteros.
La
iglesia consta de tres naves, dentro de las cuales encontramos columnas con
fuste liso y capiteles toscanos, cúpulas nervadas, amplios presbiterio, coro
alto y una gran capilla.
Una
vez recorridas las calles aledañas a la iglesia ponemos rumbo al pueblo de
Buendía (Cuenca), donde se localiza el punto de inicio de la ruta.
Tras
estacionar el vehículo, iniciamos la ruta desde la calle Boleo de Buendía
dirección Norte, la senda tiene una longitud de 14,5 kilómetros en total y es
de dificulta baja.
El camino por el cual avanzamos es una amplia pista de tierra muy cómoda, denominada el antiguo Camino de Santa María de Poyos, que en la actualidad se encuentra bajo las aguas del embalse.
Mientras caminamos podemos ver a nuestra derecha las aguas lejanas del embalse de Buendía, el paisaje esta marcado por la presencia de tierras de cultivo y reductos de sotobosques donde la fauna silvestre encuentra cobijo.
A lo largo del camino encontramos balizas que indican la dirección y la distancia al destino, por lo que ofrecen de forma sencilla valiosa información al senderista.
En mitad de unas tierras de cultivo presenciamos un rebaño de ovejas, cuadrúpedo cada vez más difícil de ver para aquellos que no tenemos pueblo, apartada del rebaño se encontraba un oveja pariendo un cordero blanco como la nieve recién caída, todo un espectáculo a tan solo unos metros de distancia , un poco mas alejado se ubicaba inmóvil un burro provisto con sus alforjas observando pacientemente la escena.
Gracias a la lluviosa primavera de este año el campo nos muestra todo su esplendor y entre los olivos encontramos multitud de flores que tapizan todo el campo dotándolo de una gran infinidad de colores.
El camino por el cual avanzamos es una amplia pista de tierra muy cómoda, denominada el antiguo Camino de Santa María de Poyos, que en la actualidad se encuentra bajo las aguas del embalse.
Mientras caminamos podemos ver a nuestra derecha las aguas lejanas del embalse de Buendía, el paisaje esta marcado por la presencia de tierras de cultivo y reductos de sotobosques donde la fauna silvestre encuentra cobijo.
A lo largo del camino encontramos balizas que indican la dirección y la distancia al destino, por lo que ofrecen de forma sencilla valiosa información al senderista.
En mitad de unas tierras de cultivo presenciamos un rebaño de ovejas, cuadrúpedo cada vez más difícil de ver para aquellos que no tenemos pueblo, apartada del rebaño se encontraba un oveja pariendo un cordero blanco como la nieve recién caída, todo un espectáculo a tan solo unos metros de distancia , un poco mas alejado se ubicaba inmóvil un burro provisto con sus alforjas observando pacientemente la escena.
Gracias a la lluviosa primavera de este año el campo nos muestra todo su esplendor y entre los olivos encontramos multitud de flores que tapizan todo el campo dotándolo de una gran infinidad de colores.
Tomando
los depósitos de agua como referencia, tomamos el camino que aparece a nuestra
izquierda que nos conducirá hasta un frondoso pinar, tras recorrer unos 4 kilómetros
encontramos un cruce de caminos, donde se encuentra señalizada la pequeña senda
de “Las Caras de Buendía”, un recorrido muy agradable de unos 2 kilómetros.
Una
vez abandonada la pista forestal, nos adentramos al denso pinar por un sendero
que nos irá descubriendo las 18 esculturas realizadas en las propias piedras de
arenisca de la zona, los escultores que llevaron a cabo las obras son Jorge
Maldonado y Eulogio Reguillo, cada escultura tiene su propio nombre:
1-
Moneda de la Vida.
2-
Cruz Templaría.
3-
Krishna.
4-
Maitreya.
5-
Arjuna.
6-
Espiral del Brujo.
7-
Chemary.
8-
La Monja.
9-
Chamán.
10-
Beethoven.
11-
Duende Indio.
12-
Paleto.
13-
Duenda de la Grieta.
14-
De Muerte.
15-
Dama del pantano.
16-
Cruz del Temple.
17-
Virgen de Lis.
18- Virgen de las Caras.
Una
vez visitado tan curioso museo al aire libre y recuperado energías tomando el
merecido almuerzo, retomamos la pista principal dirección Este, durante el
trascurso del camino podremos divisar al fondo las aguas verde turquesa del
embalse de Buendía.
Tras
bordear el pinar tomaremos dirección Norte, y ante nosotros tendremos paisajes alcarreños
protagonizados por olivares y tierras de cultivo donde se aprecian los grandes
terrones de tierra de color rojiza tan característica de la zona.
En
el kilometro 8 surge un nuevo cruce de caminos, elegiremos la derivación la
cual nos ofrece la posibilidad de llegar hasta el Mirador de la Peña de la
Virgen a tan solo 500 metros del camino principal, desde el mirador situado en
una atalaya natural desde la cual podremos otear el embalse de Buendía.
Retomando
el camino principal dirección Sur, llegaremos al pueblo de Buendía desde el
mirador al pueblo recorreremos unos 5 kilómetros durante los cuales podremos
disfrutar de pinares, tierras de cultivo y encinares.
Durante
la senda mirando al horizonte dirección Oeste localizaremos un parque eólico con
un gran número de molinos de viento destinados a la producción de energía eólica.
Una
vez llegamos al pueblo pudimos observar los tramos de la muralla del siglo XV
que conserva en buen estado Buendía y pasear por su tranquilas calles.
De
vuelta a Madrid, decidimos parar en los miradores que hay justo a cada lado de
la impresionante presa del embalse, donde se pueden observa impresionantes
vistas de los cortados y del río Guadiela.
Si
te ha gustado el reportaje sobre la ruta de “Las Caras de Buendía” y quieres
realizar una visita contando con la ayuda de un guía puedes contactar conmigo, escribiéndome
a: danielmedioambiente@gmail.com
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