A
unos 50 km de Madrid y a 16 km de Alcalá de Henares se localiza la población de
Santorcaz, situada en pleno páramo a
878 metros de altitud, el municipio de Santorcaz pertenece a la denominada
Alcarria de Alcalá.
Los
iberos fueron los primeros que ocuparon estas tierras, dotando al asentamiento
con el nombre de Metercosa, lo que es hoy en día el actual Santorcaz, por lo
que es uno de los pueblos más antiguos de la Comunidad de Madrid, con más de
2000 años de historia, posteriormente los carpetanos e incluso los bereberes dejaron
su propia huella, todo ello fue descubierto gracias a los restos arqueológicos
encontrados en la zona.
Uno
de los atractivos que posee Santorcaz es el conjunto medieval formado por los
restos de la muralla, el castillo de Torremocha y la iglesia de estilo mudéjar
de San Torcuato de Acci, que fue el primero de los siete varones apostólicos a
los que se atribuye la evangelización de la Bética en el siglo I.
La
tranquila población de Santorcaz invita a caminar por sus calles e ir
descubriendo las fachadas de las casas, algunas de ellas decoradas con interesantes
escudos heráldicos o con azulejos representando santos o motivos geométricos
policromados, estos últimos ubicados en la parte posterior del suelo de los
balcones.
Recorriendo
la calle Carmen González, esta nos conducirá hasta la Plaza de la Constitución,
la singularidad de la plaza es sin duda la existencia de dos edificios
distintos y separados entre sí que acogen el Ayuntamiento.
La
plaza es decorada con una fuente de piedra del año 1919, que nutre de agua a
todo el sediento que recurre a su caño para calmar su sed.
Una
vez visitada la plaza es recomendable retroceder unos metros y subir por la
calle de María Sánchez Fernández, que nos guiara hasta la pintoresca plaza de
toros, construida aprovechando el desnivel del terreno para ubicar el graderío
levantado a base de piedras irregulares.
La
situación de la plaza de toros, la hace aun más peculiar al ubicarse justo
debajo del ábside de la iglesia de San Torcuato, desde este punto obtenemos una
vista panorámica de todo el pueblo.
Solo
a unos pasos más adelante nos encontramos con el castillo de Torremocha o
también llamado castillo de Santorcaz, que forma parte del conjunto fortificado
de la villa, a parte del castillo destacan las 7 torres defensivas de la
muralla.
El
Arzobispo de Toledo Pedro Tenorio, decreto construir el castillo a finales del
siglo XIV, es de estilo gótico mudéjar y como en multitud de casos se edifico
sobre los cimientos de una primigenia fortaleza probablemente del siglo XII.
La
construcción respondía más a las características de un palacio que a las de un
castillo, en 1880 la parte superior del castillo sufrió un derrumbamiento, quedando
desmochado, lo que origino el actual nombre de Castillo de Torremocha.
El
Arzobispo de Toledo Alfonso Carrillo de Acuña, modifico el uso del castillo
pasando de ser la residencia veraniega de los dirigentes eclesiásticos a cárcel
de clérigos.
Ilustres
cautivos pasaron por el Castillo de Torremocha como fueron: el Cardenal
Cisneros, Ana de Mendoza y de la Cerda, más conocida como la Princesa de Éboli
y el Barón de Watteville.
La
planta del castillo es principalmente de forma ovalada mostrando en la parte
más meridional un trazado más rectilíneo, las dimensiones del castillo están
entre los 90 metros de Este a Oeste y unos 110 metros de Norte a Sur. Sus
dimensiones tan irregulares y su planta tan particular responden a los
distintos niveles de la plataforma sobre la cual fue edificado el castillo.
Al
ser una edificación con fines defensivos consta con diversas torres ubicadas
estratégicamente, el estado de conservación del castillo es prácticamente de
ruina y alguno de los restos del castillo se encuentran en el Palacio Laredo,
en Alcalá de Henares.
Al
construirse en diferentes periodos a lo largo del tiempo el castillo presenta
torres con plantas circulares y otras con plantas cuadradas situadas en la
muralla, actualmente quedan en pie 7 torres, la muralla se empezó a construir
durante el siglo XIII y fue ampliándose en siglos posteriores, las técnicas que
emplearon para su construcción también fueron diversas albergando muros de
mampostería únicamente con otros muros donde se alterna la mampostería con
hileras de ladrillo, 1,6 metros es el espesor aproximado de los muros.
En
la misma Plaza de San Torcuato, se sitúa la Iglesia de San Torcuato de
Santorcaz, el edificio religioso se encuentra adyacente al castillo y se
construyo entre los siglos XII y XIII, el estilo románico se fusiona con el
estilo mudéjar, de ahí que encontremos muros realizados con mampostería y otros
levantados con ladrillos.
La
alta torre que alberga el campanario y el reloj destacan del conjunto arquitectónico,
la planta de la iglesia cuenta con tres naves, la cabecera es de estilo mudéjar
con triple ábside y el ábside principal forma parte del recinto fortificado. El
pórtico se construyo en el año 1614, el interior alberga un retablo barroco del
siglo XVII, lienzos de Francisco Camilo y la pila donde fue bautizado Juan de
Arellano (1614-1674), destacado pintor barroco, detrás del retablo situado en
el ábside quedan los restos de un pantocrátor del siglo XIII o XIV.
Es
muy recomendable visitar la parte de atrás de la iglesia donde existe un
mirador que nos permite obtener una completa panorámica de la Alcarria, de la
Sierra de Guadarrama y del Pico Ocejón.
Tras
deleitarnos con las vistas y atravesar la plaza de San Torcuato en la cual
existía hasta el siglo XIX un cementerio medieval, cogeremos la calle de las
Torres que nos permite ver de cerca los tramos de muralla mejor conservados al
igual que las torres.
En
este punto lo más recomendable es perderse por las calles de Santorcaz que
fueron el escenario de la serie televisiva “Cronicas de un pueblo” y dirigirnos
hacia las afueras del pueblo dirección sur, la calle Vitoriano Cuadrado nos
dejara en el comienzo del Camino de la Concepción, que tomaremos hasta la
Ermita de la Inmaculada Concepción situada en plena bifurcación entre el Camino
del Baztán y un camino que conduce a los inmensos campos de cultivos de secano,
visitar esta zona en primavera nos permite ver los cultivos verdes en fase de
crecimiento y el verde de las plantas se funde en el horizonte con el azul del
cielo.
Retrocediendo
por nuestros propios pasos llegaremos al inicio del Camino de la Concepción, a
nuestra izquierda tomaremos la calle de San Roque hasta llegar al comienzo del
Camino de Corpa el cual nos conducirá hasta la Ermita de San Roque.
Retomando
la calle de San Roque dirección Este, continuaremos hasta la calle del Palomar
que recorreremos hasta encontrar a nuestra derecha la Senda de las Cuevas
fácilmente identificable gracias a dos grandes tinajas que custodian el inicio
de la calle, en este punto tomaremos la Travesía de las Cuevas que encontramos
a nuestra izquierda, es una pequeña calle que realiza una marcada curva hacia
la derecha que desemboca en la calle de las Nogueras, seguiremos realizando la
curva hacia la derecha para a unos pocos metros más adelante toparnos con el
final de la calle del Amparo, en el numero 9-11 de esta misma calle se localiza
el antiguo Hospital de Pobres del siglo XVI, del cual solo queda una pequeña
parte de su fachada realizada en sillería y una pequeña hornacina que alberga
una imagen de la Virgen del Amparo del siglo XIX.
Bajando
por la calle del Amparo llegaremos de nuevo a la Plaza de la Constitución y
seguiremos por la calle de Antonio González donde encontraremos una tradicional
casa castellana porticada, de las pocas que quedan en el pueblo, unos metros
más adelante a nuestra derecha elegiremos la calle de Jesualdo Domínguez hasta
llegar a la carretera que es la calle del Almendro, nada más cruzarla vemos la
Ermita de Nuestra Señora de la Soledad y San Antón, cuenta con varios arcos de
medio punto y fue construida en 1681 sobre un antiguo humilladero del año 1575.
Dejando
atrás la ermita y siguiendo el Camino a Guadalajara podremos ver si es que
realizamos la ruta en primavera a lilos en flor que embriagan con su fragancia
el ambiente y a longevos majuelos en plena floración, unos metros antes de
llegar a la piscina municipal, seguiremos por un camino de tierra que sale a
nuestra izquierda el cual sin pérdida alguna nos dejara a pies del yacimiento
arqueológico del Llano de la Horca, en el cual se localiza un poblado
carpetano.
El
yacimiento celtibérico perteneciente a la Segunda Edad de Hierro, se localiza
en un lugar estratégico sobre un gran cerro que permite unas vistas únicas de
la zona, desde 1985 se han realizado diferente campañas de excavación
arqueológica que ha ido descubriendo diferentes estructuras y elementos,
gracias a los estudios realizados se ha puesto de manifiesto la existencia de
diversos niveles de ocupación superpuestos.
El
poblado ocupa unas 8,5 hectáreas y se trata del mayor yacimiento de España
correspondiente a los últimos carpetanos que habitaron la Península Ibérica
entre los siglos III - I A.C., debido a su extraordinaria importancia la
Comunidad de Madrid ha declarado al yacimiento del Llano de la Horca de
Santorcaz y su entorno como Bien de Interés Cultural (BIC), en la categoría de
Zona Arqueológica, esta medida de protección amparada por la Ley establece una
extensión de 49 hectáreas bajo la tutela del BIC, con estas medidas se pretende
conservar el que es sin duda el asentamiento protohistórico mejor investigado y
conservado de la Comunidad de Madrid.
La
primera ocupación del cerro se establece en la Edad del Bronce, mediante las
excavaciones se han sacado a luz varias viviendas y varias calles de una
anchura de unos 5 metros. Algunas casas son de planta rectangular y están
compuestas por varias estancias, otras casas de mayores dimensiones presentan
una planta cuadrada, todas ellas datadas entre los siglos III y I A.C.
Los
numerosos objetos encontrados responden a cerámicas prerromanas y tipos
ibéricos en ocasiones policromados, una placa de bronce con decoración
zoomorfa, fíbulas de bronce y una colección de monedas compuesta por ases de
bronce y denarios de plata, también se han encontrado útiles de hueso y cuentas
de cristal.
Tras
visitar el yacimiento arqueológico y una vez más disfrutar de las vistas que
nos ofrece el Llano de La Horca que es el punto más alto de la zona a 886 m de
altitud, uno piensa que los carpetanos no eligieron ese lugar al azar sino que
su dominio de la geografía y conocimiento de la Alcarria les permitió elegir
ese llano que forma la estructura del paramo calizo, desde el cual dominar las
vistas de un relieve esculpido por los ríos que han formado angostos glacis,
cuestas compuestas por un tipo de roca sedimentaria llamada marga y profundos
valles con fértiles tierras.
Es
hora de poner rumbo a la entrada del pueblo y cruzar por el paso de cebra la
carreta M-213, nada más cruzar encontramos una pista de tierra y en su inicio
la Fuente del Caño Alto del siglo XVI, gracias a un invierno tan lluvioso del
caño brotaba un generoso chorro de agua cristalina que llenaba un generoso abrevadero,
la fuente de construcción rustica muestra un muro de sustentación construido
con piedra caliza mediante sillería.
Seguimos
por la pista hasta llegar al Antiguo Lavadero construido a finales del XIX, que muestra un aspecto de conservación
optimo gracias a las obras de restauración, el lavadero cuenta con la
protección de varios muros y la de un tejado asentado sobre vigas de madera que
a su vez descansan sobre piedras calizas sitiadas dentro del gran pilón donde
se lavaba la ropa.
La
amplitud del pilón lleno hasta casi rebosar se encuentra escindido por un muro
de roca caliza el cual tiene una pequeña abertura que permite circular el agua
de una parte del pilón a la otra, las dimensiones son tan generosas que en sus
cristalinas aguas habitan una gran cantidad de algas y unos cuantos carpines
alguno de ellos de colores.
El
agua abandona el pilón del Lavadero para descansar en el Pilón de Infecciosos
el cual es difícil de ver debido a la densa vegetación que lo rodea hasta
prácticamente cubrirlo por completo.
Volviendo
a la pista de arena seguimos nuestro camino hasta llegar a unas casa en estado
de abandono, aquí el camino se bifurca, primero tomamos el camino de la
izquierda para descubrir entre una densa vegetación la Ermita de Orcalez, de
todas las Ermitas de Santorcaz, esta es la más hermosa de todas, se encuentra
en un estado de ruinas y una estructura de hierro mantiene en pie los muros que
aun resisten el paso del tiempo, no hay que olvidar que es una ermita gótica
del siglo XVI, presenta una planta rectangular con ábside y decorada en su
interior con elementos góticos, fue construida sobre las ruinas de una mezquita
bajo la tutela de un arcediano de la Catedral de Toledo, otro detalle
destacable de esta ermita es que está dedicada a la Virgen de Orcalez patrona
de la villa.
Reanudamos
el camino para volver a las casas abandonadas y seguir de frente para subir la
Cuesta de la Torre, una vez salvado el desnivel nos encontramos a 856 metros de
altitud, el sustrato en esta zona se encuentra tapizado por una variada
vegetación adaptada al clima y suelo de la Alcarria como son el romero, el
tomillo, el espliego, la lavanda y el esparto entre otras.
Una
de las plantas que mas me llamo la atención y que observe con cierta frecuencia
entre los espartos, almendros y demás vegetación fue la lechetrezna (Euphorbia
serrata).
Para
llegar hasta la Torré de Santorcaz o Atalaya Árabe tenemos que coger el sendero
que sale a nuestra izquierda según coronamos la Cuesta de la Torre, es un
sendero estrecho al cual hay que prestar mucha atención debido a que en algunos
tramos la vegetación ha colonizado su trazado.
Es
muy recomendable realizar periódicas paradas para observar la naturaleza que
nos rodea, elegir la correcta estación del año es muy importante para poder
deleitarse con la flora y fauna del entorno en el cual nos encontremos, al
elegir la primavera para visitar Santorcaz pude comprobar la gran biodiversidad
que alberga la Alcarria y como plantas muy adaptadas a los rigores climáticos
hacen gala de una contenida pero a la vez espectacular floración.
Al
final del sendero encontramos la Torre de Santorcaz o Atalaya Árabe del siglo
IX o X correspondiente a la época califal, poco queda del esplendor que en su
día tuvo la atalaya que se encuentra en estado de ruina, aun así se atisba su
planta rectangular, lo único que el paso del tiempo no ha alterado son las
fabulosas vistas, a un lado los páramos y profundos valles y a otro la
población de Santorcaz.
El
descenso lo realizamos por el mismo camino poniendo rumbo a la entrada del
pueblo desde donde nos despedimos ya al anochecer de Santorcaz y de todas las
maravillas que alberga, como pueden ver son muchos los motivos por los cuales
realizar un visita a la población de Santorcaz, si desean realizar una visita
guiada por el pueblo y sus alrededores escríbanme a: danielmedioambiente@gmail.com
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