El
eje transversal por el cual fluye la mayor parte de esta ruta es el Río Pirón, su nacimiento se localiza en
la Sierra de Guadarrama, en el puerto de Malagosto, justo en la fuente del
Mojón dentro de la provincia de Segovia y desemboca en el río Cega ya en la
provincia de Valladolid y pertenece a la Cuenca hidrográfica del Duero.
Al
río Pirón desembocan las aguas de río Viejo, ambos ríos son los artífices de la
formación de dos imponentes cañones horadaros con el paso del tiempo y con el
transcurrir de sus aguas dejando su huella en el terreno calcáreo.
La
ruta tiene su inicio en Peñarrubias de Pirón a 900 metros de altitud, población
perteneciente a la Comunidad Autónoma de Castilla y León, más concretamente a
la provincia de Segovia, tan solo 28 kilómetros separan Peñarrubias de Pirón de
la ciudad de Segovia.
En
la entrada del pueblo encontraremos diferentes carteles informativos sobre la
ruta y sobre los alrededores, existen varias opciones para comenzar la ruta, mi
recomendación es que una vez entren al pueblo se dirijan a la izquierda, crucen
un puente sobre el río Pirón hasta llegar a una chopera donde podremos aparcar
el coche, desde este punto podremos seguir el camino que transcurre aguas
arriba por la margen derecha del río, este camino se convierte en un sendero
que nos llevara hasta un meandro del río Pirón, unos metros más adelante
tendremos que cruzar el río, esta alternativa la podremos realizar en verano
cuando el caudal del río disminuye, en este punto no existe puente por lo que
tendremos que buscar el mejor lugar para vadear el río Pirón sin mojarnos demasiado,
aunque en la época estival incluso se agradece el remojar un poco los pies en
las cristalinas aguas del río Pirón, una vez crucemos el río encontraremos una
pista de tierra que tomaremos a mano izquierda, a modo de referencia en cuanto
empecemos a caminar por la pista veremos un par de muelas de molino que
descansan en el margen derecho del camino.
La
otra opción es desde la chopera cruzar un puente de madera que nos dejara en la
Calle Escuelas, es una calle cuesta arriba la cual seguiremos hasta que
encontremos a mano izquierda una calle que posteriormente se convierte en una
pista de tierra, unos metros más adelante el camino vuelve a bifurcarse, tomaremos
una vez más la pista que sale a nuestra izquierda, si seleccionamos esta opción
nos evitaremos cruzar el río.
Las
dos opciones restantes para iniciar la senda son: atravesar el pueblo o bien a
la entrada del mismo dirigirse hacia la derecha hasta llegar a una curva muy
cerrada de izquierdas que tomaremos hasta desembocar en la calle Camino de
Pinillos, al final de la calle giramos a la derecha para tomar el Camino a
Cabañas, este camino nos ira alejando del pueblo, la primera ramificación que
nos encontremos elegiremos el camino de la izquierda.
Todas
las opciones comentadas nos dejan en el mismo punto, en el camino de Adrada, el
cual nos llevara hasta unas casas rehabilitadas respetando la arquitectura
rural de la zona, continuamos caminando por la pista de tierra, el paisaje
predominante en este zonas son las tierras de cultivo de cereal, sin desviarnos
en ningún momento llegaremos hasta una baliza de madera situada en el margen
izquierdo del camino, en el caso que no estuviera la baliza, debemos estar
atentos en localizar un clareo a nuestra izquierda, en esta zona las tierras de
cultivo quedan atrás y el monte bajo hace acto de presencia.
Una
vez llegado a este punto abandonaremos la pista de tierra y nos dirigiremos
hacia la izquierda en búsqueda de un pequeño sendero que nos adentrara en la
espesura del bosque de encinas, la frondosidad es tal que en muchos tramos del
sendero las ramas de las encinas no permiten ver el cielo.
Iremos
descendiendo gradualmente por el sinuoso sendero, hasta llegar al cauce del río
Pirón, del encinar que atravesamos pasamos a un bosque de ribera muy bien
conservado, ahora el sendero continua aguas arriba por la orilla izquierda del
río, unos metros más adelante se localiza el Molino de Covatillas de finales del siglo XIX, en la actualidad se
encuentra en ruinas, en su máximo esplendor sería un edificio muy notable,
donde las agricultores traían su grano para que fuera molido y así obtener la
preciada harina.
El
sendero nos adentra por un bosque de ribera muy bien preservado con grandes y
longevos álamos, fresnos y sauces, que aportan una preciada sombra al caminante
que decide realizar la ruta en verano, sin apenas esfuerzo llegamos hasta el
siguiente punto de interés el Puente de
Covatillas, data del siglo XVI y forma parte del conjunto de estructuras
que componían el Camino Real que pasaba por Torreiglesias y que unía Turégano
con Segovia.
El
puente de Covatillas fue construido utilizando sillares de piedra caliza
colocados uniformemente, cuenta con dos ojos separados por un tajamar, las
aguas del río Pirón en la actualidad solo pasan por uno de los ojos, para los
pretiles del puente utilizaron sillarejos irregulares unidos entre si con mortero
de cal y arena, sobre este pequeño muro y a modo de balaustrada se colocaron
sillares.
Entre
los usos del puente se encuentra el de contadero de ganado, aprovechando la
estrechez del paso en la zona central y más elevada del puente.
Al
cruzar el puente encontramos las ruinas del Caserío de Covatillas, bien inmueble que perteneció a una familia
noble relacionada con los Contreras, del siglo XVIII, los marqueses de
Covatillas fueron una importante familia del siglo XVIII que en este paraje
mandaron construir diferentes edificaciones, en la actualidad solo se mantienen
en pie en estado de ruinas una casa solariega elevada sobre una ladera y un
palomar, de las demás edificaciones solo quedan algunos muros en pie y poco
más.
Para
retomar el camino tendremos que cruzar de nuevo el puente y seguir aguas arriba
hasta llegar a la Fuente de Covatillas,
donde encontraremos el escudo nobiliario de los Marqueses de Covatllias
esculpido en el dintel de la compuerta que regula el nivel de agua de la propia
fuente, llama la atención la decoración del azud con cabezas de leones
esculpidas en piedra de granito, por donde brota el agua cristalina del
manantial.
El
manantial surge de un impresionante cortado de piedra caliza tapizado por una
densa vegetación, principalmente hiedras, el agua de lluvia se va filtrando
entre las piedras calcáreas hasta descansar en una alberca donde se va
acumulando, de tal forma que la fuente disfruta de un caudal constante durante
todo el año.
La
densa vegetación que rodea el nacimiento del manantial y la propia fuente dan a
este paraje un aspecto único, los nogales, los álamos, los fresnos y avellanos
forman un acogedor bosque.
Una vez
atravesemos el bosque de ribera aparece ante nosotros el Cañón del río Pirón,
el paisaje se transforma por completo y un amplio camino atraviesa el cañón, a
mano derecha encontramos una baliza que nos invita a subir por un sendero a la Ermita de Santiaguito del siglo XVIII.
La Ermita de
Santiaguito, se encuentra en la ladera derecha del cañón, aprovechando una
oquedad en la pared del cañón se construyo un muro de piedra para delimitar la
edificación, sus orígenes se remontan a la repoblación medieval que se llevo a
cabo en estas tierras, la austeridad y sencillez de la propia ermita acentúan
la fuerza espiritual del emplazamiento.
Cada 25 de
julio se celebra la romería estival en honor al Santo, la imagen es subida a
hombros desde el río y la liturgia conserva con gran pureza su esencia
religiosa. Los vecinos de los pueblos de alrededor se reúnen para celebrar una
misa y besar la imagen, posteriormente disfrutan junto al río de una comida y
como colofón al día festivo bailan jotas.
Tras
descender por el sendero retomamos el ancho camino, siempre remontando las
aguas del río Pirón, para dirigirnos a la Cueva
de la Vaquera, aproximadamente se localiza enfrente de la Ermita de
Santiaguito.
La formación
de la cueva se debe al proceso cárstico y a la circulación de agua subterránea,
la gruta cuenta con tres galerías de 1 kilómetro de extensión, en un principio
la cueva se encontraba inundada, debido al descenso del nivel freático en la
actualidad el agua tan solo circula por la galería inferior.
El manantial
de Fuentedura junto a la cueva es la salida natural de estas aguas
transparentes que emergen desde las profundidades claras, frescas e impolutas.
En la cueva
de la Vaquera, término municipal de Losana de Pirón, además de restos de
hogares en los que se hacía fuego se han localizado en su interior fragmentos
cerámicos de botellas globulares, vasos de paredes rectas y cuencos. Además se
han encontrado cuchillos y otros útiles líticos, así como punzones de hueso.
A finales de
los años 80 se realizaron unos estudios que permitieron fechar los materiales
encontrados en la etapa final del Neolitico.
Para acceder
a la cueva, debemos antes cruzar el río Pirón por un puente construido con
tablas, tras salvar una pequeña ladera a unos pocos pasos se localiza la cueva
de la Vaquera cuya puerta está salvaguarda por un longevo saúco.
Una vez
visitada la cueva nos dirigimos al Cañón
del río Viejo, para ello tendremos que seguir el camino que sigue aguas
abajo del río Pirón, hasta encontrar a mano derecha el cañón del río Viejo, un
pequeño sendero nos ira adentrando por el cañón.
El
nacimiento del Río Viejo se localiza
muy cerca al del río Pirón, en el alto de la Sierra de Guadarrama, a lo largo
de su curso atraviesa bosques de pino de Valsaín, melojos y encinas.
En su tramo
final el río se encuentra con la piedra caliza que ha ido erosionando hasta
formar un cañón, los cortados existentes en esta zona son el hábitat ideal de una colonia de buitres
leonados y alimoches que aprovechan la tranquilidad y las óptimas condiciones
del lugar para poder nidificar.
En lo alto
de la meseta el árbol mas predominante es la sabina, en cambio en las profundidades
del cañón son los arboles de hoja caduca los que predominan como los olmos, los
fresnos, los povos, los álamos y los sauces, que se sitúan junto al río en
búsqueda del agua y de la humedad que necesitan.
Numerosas
lianas de hiedra, dulcamara y lúpulo se adhieran a los arboles y rocas, entre
los arbustos más destacables se encuentran las zarzamoras, los rosales
silvestres y los endrinos que ofrecen sus frutos a petirrojos, mirlos,
pinzones, ruiseñores y otras muchas aves que se acercan a estos arbustos para
alimentarse con sus sabrosos frutos.
El cañón del
río Viejo es el enclavamiento de la Cueva
de la Mora, para acceder a ella es necesario cruzar el cauce del río Viejo
y seguir la senda aguas arriba hasta localizar un espolón rocoso donde brota un
manantial, en ese punto en el borde superior del cañón se oculta la cueva de la
Mora, la entrada está disimulada por una gran losa caliza en posición vertical.
Desde el interior de la cueva podemos contemplar unas impresionantes vistas del
cañón del río Viejo, gracias a la ventana natural abierta en el cortado, en el
interior de la cueva existe un pequeño sepulcro tallado en la roca donde se
dice que estaba enterrado un niño musulmán.
Sin
descender al cañón continuamos uno metros por la meseta hasta llegar a la Torca del río Viejo, un impresionante
desplome del techo de una gran bóveda subterránea.
Nuestro camino continúa por la meseta dirección Este, tras
descender y ascender un profundo barranco divisamos los vestigios del Corral de Máximo, entre las ruinas de
las edificaciones se encuentra la entrada de una cueva vivienda habitada en los
años 50 por Máximo Segovia agricultor dedicado a las almendros, para poder
sacar partido a las tierras tuvieron que recurrir a las terrazas y así poder
cultivar más eficientemente los almendros.
Para acceder al Corral de Máximo también podemos bajar al cañón
desde la Torca y continuar el sendero aguas arriba del río Viejo hasta llegar a
un sendero por el cual ascenderemos un ladera con una fuerte pendiente una vez
arriba las ruinas del Corral de Máximo estarán ante nosotros.
Una vez visitado el Corral de Máximo es hora de iniciar el camino
de regreso, para ello descenderemos con precaución desde la meseta al valle y
seguiremos el sendero que transcurre paralelo al río Viejo, en todo momento el
río queda a nuestra izquierda y solo debemos seguir su cauce aguas abajo hasta
llegar a la desembocadura donde las aguas del río Viejo se unen a las del río
Pirón.
En este
punto el camino gira a la derecha debido a un meandro del río Pirón, y
seguiremos nuestra ruta por el camino del Caserío de Covatillas, el río Viejo
queda a nuestra izquierda y según avanzamos nos encontraremos con diferentes
cercas de alambre que debemos cruzar y cerciorarnos de volver a cerrar
correctamente, de los senderos pasamos a un amplio camino totalmente llano, la
vegetación mas predominante en esta zona es la encina que encontraremos a ambos
lados del camino.
Sin pausa pero sin prisa llegamos al Caserío y al puente de
Covatillas, a nuestra izquierda y cruzando las edificaciones que presentan un
estado de ruinas atraviesa el camino que conduce hasta Torreiglesias, en
nuestro caso cruzaremos el puente y retomaremos por el mismo itinerario pero
ahora en dirección opuesta que realizamos al principio hasta llegar al pueblo
de Peñarrubias del Pirón.
Durante el camino de vuelta podemos
dedicarnos a buscar y admirar los impresionantes tocones que surgen en el
bosque de ribera, muchos de estos troncos en fase de descomposición son
cubiertos por hiedras lo que les da un aspecto singular.
Antes de
abandonar estas tierras disfrutemos del paisaje que el río Pirón ha ido
moldeando con el paso del tiempo e imaginemos las andanzas del que fue
probablemente el ultimo bandolero del siglo XIX de la Sierra de Guadarrama, Fernando Delgado Sanz nacido el 6 de junio de 1846 en Santo Domingo de Pirón,
conocido como el Tuerto de Pirón debido a una nube que le cegaba el ojo
izquierdo, en 1868 se inicio como bandolero asaltando carruajes, diligencias y desvalijando
iglesias junto con sus secuaces, aun así se labro una reputación como bandido
piadoso.
En varias
ocasiones cayó preso de la justicia y consiguió evadirse en otras tantas
ocasiones, hasta que su carrera se vio truncada cuando fue capturado y
condenado a cadena perpetua por la Audiencia de Madrid, durante 15 años estuvo
eludiendo a la Guardia Civil, escondiéndose por la multitud de recovecos que el
valle del río Pirón le ofrecía, quien sabe la de ocasiones en las cuales se
habrá escondido en las numerosas cuevas y oquedades que el cañón brinda a todo
aquel que necesite refugio, aunque dicen que su especialidad era la de
esconderse en los arboles huecos como si de una garduña se tratase.
Su final
llego el 5 de junio de 1914 en la cárcel de San Miguel de los Reyes en
Valencia, tras su muerte nació su leyenda latente hasta el transcurrir de
nuestros días.
Mientras
descendemos por la pista de tierra Peñarrubias de Pirón empieza a asomarse
entre las suaves colinas que inundan el paisaje, una vez en el pueblo es hora
de retomar el coche y dirigirnos a visitar una joya románica, se trata de la Ermita de la Virgen de la Octava.
La ermita se
sitúa a 400 metros a las afueras del pueblo y fue construida sobre lo alto de
un cerro que domina, como si fuera una atalaya todo el Valle del río Pirón. El terreno
aledaño a la ermita son tierras de labranza principalmente de cultivos de
cereales.
La ermita es
un edificio de estilo románico humilde y construido en su mayoría en mampostería.
La nave es corta y se ha sido reformada en varias ocasiones a lo largo de los
siglos.
En el muro
sur se abre una bella portada de tres arquivoltas rematada por un tejaroz que
se apoya en una cornisa con canes y metopas labrados. Destaca un capitel donde
se representa una lucha entre hombres y animales envueltos en una densa
vegetación.
La cabecera
es semicircular, con un amplio tramo recto. Arranca de un arco triunfal doblado
que se apoya en las figuras de dos leones. En junio a los 8 días del Corpus, se
celebra la fiesta en honor a Nuestra Señora de la Octava. Su imagen es una
talla medieval sobre una peana de estilo barroco. La Virgen aparece sentada en
un tronco y tiene al Niño sobre su regazo.
La sencillez
de la ermita corresponde a un esquema clásico románico con una única nave y
cabecera formada por un ábside semicircular y un pequeño tramo recto correspondiente
al presbiterio. Para dar luz al interior del templo, en forma de saetera
rodeado por un arco de medio punto con el intradós abocelado la ermita conserva
en el ángulo noroccidental del edificio una pila bautismal románica.
En la
cabecera del templo sobre una peana de madera se encuentra la imagen de Nuestra
Señora de la Octava patrona de la localidad. Se trata de una talla de madera
policromada que tiene en su base angelitos renacentistas. La Virgen tocada con
una corona y cubierta con un velo blanco cae sobre los hombros y el Niño
sedente sobre las rodillas de la Virgen en actitud de bendecir con su mano
derecha.
Tras contemplar
la ermita y disfrutar de las vistas es hora de despedirse hasta la próxima ocasión
en la cual descubramos algún nuevo rincón que el Valle del río Pirón esconde a
la espera de ser descubierto por el senderista.
Si desean
realizar la ruta por el cañón del río Pirón les recomiendo que estudien bien la ruta en un mapa y vayan provistos con el mismo el día que decidan descubrir
este impresionante paraje o bien vayan acompañados de un guía, si desean contar
con mi servicio de guía pueden escribirme a: danielmedioambiente@gmail.com
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