miércoles, 28 de enero de 2015

CASTILLO DE MONTALBÁN

Al sur de la provincia de Toledo, en el término municipal de San Martín de Montalbán se localiza el Castillo de Montalbán, llegaremos al castillo circulando por la carretera CM-4009 desde La Puebla de Montalbán, tras cruzar primero el Canal de Castrejón y a tan solo unos metros más adelante el río Tajo, continuaremos por la mencionada CM-4009 dirección San Martín de Montalbán.

Debemos estar atentos para localizar en una larga recta la indicación al Castillo de Montalbán, una vez tomado el desvío circularemos con precaución por una pista de tierra hasta llegar a un punto donde dejaremos el vehículo en una explanada, dejando libre el tránsito de la pista de tierra y continuaremos a píe dando un tranquilo paseo hasta llegar al Castillo de Montalbán.

El Castillo de Montalbán es una de las fortalezas más antiguas en la línea de defensas situadas en la orilla izquierda del río Tajo, según recogió el Marqués de Lozoya en obra “Castillos de España”, construido durante la Reconquista con la finalidad de defender este margen del tan importante río Tajo.

Tras la reconquista de la ciudad de Toledo por Alfonso VI en 1085, el castillo de origen árabe fue abandonado, posteriormente fue reformado y ampliado entre otros por los Templarios.

Lo más probable es que el castillo fuera construido sobre otras edificaciones anteriores, los inicios de la construcción de la fortaleza se remonta a la época romana, posteriormente los visigodos ocuparon el enclave y más tarde los musulmanes.

La fortaleza era una pieza clave en la línea defensiva del río Tajo, que los musulmanes fueron creando a mediados del siglo VIII, cuando empiezan a replegarse al Sur del Sistema Central.

Durante los siglos IX y X, se fue fortificando la frontera organizada en “Marcas”, el castillo de Montalbán formo parte del importante sector occidental de la Marca media, cuya cabeza era Talavera.

En el año 1209 se cita la villa de Montalbán como cedida al repoblador Don Alfonso Téllez, el castillo que hoy contemplamos debió se construido por los Templarios, a quienes se lo cedió Alfonso VII, siendo este territorio la más importante encomienda de su Orden en Castilla.

En 1308 el castillo volvió a manos de la Corona, siendo donado por Alfonzo XI a Don Alfonso Fernández Coronel, señor de Aguilar, enemistado éste con el monarca sucesor, Pedro I, durante este periodo el castillo fue reformado y le añadieron nuevas defensas, tras la ejecución de Fernández Coronel, el castillo fue cedido a Doña Beatriz, hija de Pedro I y de su amante Doña María de Padilla.

En diciembre de 1420, tras el “atraco de Tordesillas”, en virtud del cual el joven monarca Juan II fue hecho prisionero por su primo y cuñado el infante Don Enrique de Aragón, quedó sitiado en el castillo por las tropas del infante Don Enrique, que más tarde sería rey, el sitio duro dos meses tras los cuales las tropas del infante Don Enrique levantaron el sitio y se marcharon, gracias al apoyo prestado por la comunidad de Villa Real, que mando al castillo unos 1500 hombres armados de su milicia en ayuda al rey. Como premio por el valioso servicio, el rey Juan II concedió a Villa Real el título de Ciudad Muy Notable y Muy Leal, desde entonces Villa Real cambió su nombre a Ciudad Real, el rey también se acordó de la ayuda prestada por los vecinos de la villa de Montalbán o los cuales exoneró de por vida de la obligación de pagar monedas y otorgó a la villa el privilegio de un mercado semanal.

Otro de los hecho relevantes que acogió el castillo de Montalbán fue la prisión de Don Alfonso Enríquez, hijo de Enrique II, durante un enfrentamiento con el Conde de Gijón, que agito él reinado de su hermanastro Juan I.

Posteriormente el Estado de Montalbán, La Puebla, Villarejo, San Martín y Menasalbas pasaron a las manos de Don Álvaro de Luna.

Durante el reinado de Enrique IV el castillo fue adquirido por su valido, Don Juan Pacheco y desde él viene transmitiéndose a sus sucesores, hoy en día los Duques de Osuna.

El castillo de Montalbán es el más robusto, extenso y fuerte de todos los castillos de la provincia de Toledo, en su interior se conservan restos de la fortaleza musulmana anterior, que era de planta cuadrangular y mucho más pequeña.

El castillo está ubicado en un lugar extremadamente estratégico, cortado al norte y noroeste por la profunda escarpadura ocasionada por el transcurrir de las aguas del río Torcón, el abismo de 100 metros de profundidad impone a todo aquel que decide asomarse en búsqueda de las cristalinas aguas del río Torcón. Dos torrenteras al este y al oeste lo defienden por los otros dos flancos.

Más de 15000 m2 quedan protegidos por inexpugnables murallas almenadas y con torres de base cuadrangular provistas de garitas, que dotan al castillo de una imponente presencia y defensa ante cualquier acción hostil.

La muralla alcanza una altura de 18 metros en su parte delantera, su longitud es de unos 600 o 650 metros, su ancho oscila entre los 2,75 metros en su parte delantera y los 1,25 metros en la zona trasera.

La técnica empleada para su construcción es la mampostería, con piedra berroqueña de gran tamaño en su base y cadenas de piedra en todas las esquinas, en algunas zonas aparecen escorias entre los mampuestos a modo de ripios y rebordes de mortero de cal.

El flanco de la muralla que da al cortado del río Torcón, es más débil, el muro está formado por un zócalo de mampostería rematado con tapial, sus dimensiones son de 180 x 95 cm, el paso del tiempo ha hecho desaparecer el almenado en toda esta parte de la muralla.

En una gran extensión de la muralla se puede observar el adarve, sobre el cual descansan grandes merlones de forma cuadrada coronados con piedras con diseño piramidal.

La barrera o antemuro, tiene como misión guarecer y fortificar la parte más vulnerable del castillo, la que da a la llanura, forma con la muralla un camino de ronda de unos 5 metros de ancho en su parte más estrecha y la zona central situada entre las 2 torres albarranas tiene 12 metros.

La anchura de su muro es de 2 metros, su altura es de unos 7 metros y su longitud es de 360 metros, dispone en toda su extensión de almenada con merlones, con unas medidas de 85 cm de alto y 104 cm de ancho para el merión y de 72 cm para la almena.

La barbacana construida con mampostería dispone de saeteras encuadradas por piedra caliza, delante de la barrera se encuentra un foso que en la actualidad se encuentra tapado con tierra.

El castillo cuenta con dos torres albarranas de planta poligonal formando un pentágono con los dos lados principales paralelos y los otros dos a modo de proa.

La torre de la izquierda esta provista de un alto arco apuntado que permite el paso a la liza, su interior es totalmente macizo, las dovelas del arco y el aristón de las esquinas se muestran resaltadas con piedra caliza, en la parte central del intradós aparece una buhedera.

La torre de la derecha tiene la parte inferior maciza y cámaras en la parte superior por encima del arco, las dos cámaras están comunicadas con la torre del Homenaje. En la cima de la torre, se localiza un friso de ladrillo, con rectángulos resaltados a modo de metopas y una doble imposta que continúa por debajo del almenado, rasgo típico almohade.

Las cuatro buhardas aparecen junto al espolón de la torre, construidas en ladrillo descansan sobre canes de granito.




La torre del Homenaje se levanta sobre la muralla junto a la albarrana de la derecha con la cual se comunica. El acceso a la fortaleza se puede realizar por sus tres puertas y por una poterna que se ubica en la barrera. Las puertas están formadas en su parte interior por un arco escarzano y en su parte exterior por un arco apuntado, la poterna está formada por un arco de medio punto.

La fachada sur da a un terreno llano, por lo que los ingenieros de la época concentraron todas las defensas posibles en este flanco, como primer elemento defensivo había un ancho foso que unía las torretas y a continuación un torreón semicircular bajo, almenado y con saeteras, que hacía las veces de coracha.

Este prolonga la barbacana exterior, provista de almenas y aspilleras en piedra caliza. Desde esta y por tres puertas y una poterna se llega al espacioso camino de ronda que rodea casi la mitad del edificio principal.

Al interior del castillo se accede por dos puertas custodiadas por torres albarranas de planta pentagonal, con esbeltos arcos apuntados que sobrepasan los 10 metros de altura en la clave y tres postigos muy disimulados. Fueron construidas con mampostería y ángulos de sillares que conservan numerosas inscripciones lapidarias, como por ejemplo la estrella de David.

Ambas torres albarranas cabalgan sobre el camino de ronda, la de la izquierda es maciza mientras que la de la derecha mejor conservada, alberga salas con habitaciones. Tiene ésta última saeteras y cuatro matacanes de ladrillo y está unida a la torre mayor, en el interior del recinto, que también tuvo matacanes. A ambas torres se sube por una escalera existente detrás de la muralla.

En el interior, cuyo recinto se conserva completo, hay dos silos o cisternas subterráneas de gran capacidad, vitales para resistir cualquier asedio. La parte que da al acantilado es menos robusta al estar protegida geográficamente por un accidente natural tan inaccesible como es cortado del río Torcón, esta parte de la muralla fue construida con tapial por lo que se ha perdido el coronamiento.

Su estado de conservación es de ruina progresiva, en la actualidad forma parte del Ducado de Osuna.

Declarado Monumento Histórico Artístico el 3 de junio de 1931 junto con la ermita de Nuestra Señora de Melque. Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949 y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.

El castillo se levanta en un rincón único, al suroeste el río Torcón con su cortado de más de 100 metros de profundidad, al noroeste se adivina una mácula blanca de “La Calera” la cantera de caliza de la cual se extrajeron sillares de piedra para construir el castillo, al norte oteamos la Sierra de San Vicente, en la lejanía se atisba Gredos, y al sur los Montes de Toledo, quien eligiera el lugar estoy seguro que no solo se decantaría por ser un emplazamiento estratégico sino también por el maravilloso y exclusivo paisaje mediterráneo.

Por las inmediaciones del castillo pasa la calzada romana que une Mérida con Zaragoza, a través de Toledo, el camino medieval que, derivando en Torrijos conducía por Villanueva de la Serena hacia Extremadura y la cañada que con la Mesta recibe el nombre de “Segoviana”.

CASTILLO DE MONTALBÁN ENCLAVE TEMPLARIO:

La referencia más antigua sobre el castillo de Montalbán, se refiere a la donación de la fortaleza que hace Alfonso el Emperador a la Orden del Temple, extinguida en 1308.

La fortaleza perteneció a la Orden Militar de Santa María de Valdelmec, siendo donado por Alfonso VIII en 1197, la Orden de los Guardianes del Templo de Jerusalén, los conocidos Caballeros Templarios.

El castillo de Montalbán se convirtió en cabeza de una de las 27 encomiendas que poseyeron los templarios en España y a la cual pertenecían grandes extensiones de tierras y fortificaciones.

El castillo templario de Montalbán fue una fortaleza desde la cual se defendía un amplio territorio y se administraba y gobernaba a una amplia población.

Cuando la Orden de los Templarios fue suprimida en Castilla a principios del siglo XIV, el castillo fue concebido como Señoría Jurisdiccional a don Alfonso Fernández Coronel, posteriormente el señorío pasó a las manos de Don Álvaro de Luna, luego a los Téllez de Girón, Condes de Montalbán.

La constatación de la presencia de los templarios en la comarca de los montes de Toledo nos viene dada por la documentación existente de la encomienda de Montalbán y de las crónicas de las órdenes de Alcántara y Monfragüe, primeras en la repoblación del territorio delimitado por los ríos Cedena y Tórcon durante el siglo XII.

Diversas son las leyendas existentes en torno al Castillo de Montalbán, situado en un paraje solitario en plena naturaleza embriagado por el preciado silencio, los pasadizos encontrados que se estima comunicaron el castillo con el santuario visigótico de Santa María de Melque hacen pensar que los templarios pudieron utilizarlos para esconder parte de sus buscados tesoros, es muy probable que en sucesivos estudios arqueológicos salgan a la luz importantes descubrimientos.

Mientras tanto el visitante descubrirá un auténtico tesoro el Castillo de Montalbán enclavado en un lugar único, con poco esfuerzo todo aquel curioso que dedique su tiempo a observar las piedras del castillo localizara en piedras claves para la construcción numerosas marcas de cantería como es el pentáculo estrellado o sello de Salomón, realizados por los maestros canteros oficio al cual solo los elegidos con la sagacidad de dar forma a la piedra podían acceder a los secretos de este oficio surgido en el albor de los tiempos.

Les invito a que visiten el Castillo de Montalbán, sin duda les asombrara al igual que el monte mediterráneo por el cual tendrán el deleite de pasear y descubrir todo lo que ofrece a los ojos, oídos, nariz, tacto y gusto del que disfruta del campo y si existe un sexto sentido el escenario da para que la imaginación pueda revolotear entre los muros del castillo, las piedras del castillo tienen muchas historias que contarnos.



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