Al
sur de la provincia de Toledo, en el término municipal de San Martín de
Montalbán se localiza el Castillo de Montalbán, llegaremos al castillo circulando
por la carretera CM-4009 desde La Puebla de Montalbán, tras cruzar primero el
Canal de Castrejón y a tan solo unos metros más adelante el río Tajo, continuaremos
por la mencionada CM-4009 dirección San Martín de Montalbán.
Debemos
estar atentos para localizar en una larga recta la indicación al Castillo de Montalbán,
una vez tomado el desvío circularemos con precaución por una pista de tierra
hasta llegar a un punto donde dejaremos el vehículo en una explanada, dejando
libre el tránsito de la pista de tierra y continuaremos a píe dando un
tranquilo paseo hasta llegar al Castillo de Montalbán.
El
Castillo de Montalbán es una de las fortalezas más antiguas en la línea de
defensas situadas en la orilla izquierda del río Tajo, según recogió el Marqués
de Lozoya en obra “Castillos de España”, construido durante la Reconquista con
la finalidad de defender este margen del tan importante río Tajo.
Tras
la reconquista de la ciudad de Toledo por Alfonso VI en 1085, el castillo de
origen árabe fue abandonado, posteriormente fue reformado y ampliado entre
otros por los Templarios.
Lo
más probable es que el castillo fuera construido sobre otras edificaciones
anteriores, los inicios de la construcción de la fortaleza se remonta a la
época romana, posteriormente los visigodos ocuparon el enclave y más tarde los
musulmanes.
La
fortaleza era una pieza clave en la línea defensiva del río Tajo, que los
musulmanes fueron creando a mediados del siglo VIII, cuando empiezan a
replegarse al Sur del Sistema Central.
Durante
los siglos IX y X, se fue fortificando la frontera organizada en “Marcas”, el
castillo de Montalbán formo parte del importante sector occidental de la Marca
media, cuya cabeza era Talavera.
En
el año 1209 se cita la villa de Montalbán como cedida al repoblador Don Alfonso
Téllez, el castillo que hoy contemplamos debió se construido por los
Templarios, a quienes se lo cedió Alfonso VII, siendo este territorio la más
importante encomienda de su Orden en Castilla.
En
1308 el castillo volvió a manos de la Corona, siendo donado por Alfonzo XI a
Don Alfonso Fernández Coronel, señor de Aguilar, enemistado éste con el monarca
sucesor, Pedro I, durante este periodo el castillo fue reformado y le añadieron
nuevas defensas, tras la ejecución de Fernández Coronel, el castillo fue cedido
a Doña Beatriz, hija de Pedro I y de su amante Doña María de Padilla.
En
diciembre de 1420, tras el “atraco de Tordesillas”, en virtud del cual el joven
monarca Juan II fue hecho prisionero por su primo y cuñado el infante Don
Enrique de Aragón, quedó sitiado en el castillo por las tropas del infante Don
Enrique, que más tarde sería rey, el sitio duro dos meses tras los cuales las
tropas del infante Don Enrique levantaron el sitio y se marcharon, gracias al
apoyo prestado por la comunidad de Villa Real, que mando al castillo unos 1500
hombres armados de su milicia en ayuda al rey. Como premio por el valioso
servicio, el rey Juan II concedió a Villa Real el título de Ciudad Muy Notable
y Muy Leal, desde entonces Villa Real cambió su nombre a Ciudad Real, el rey
también se acordó de la ayuda prestada por los vecinos de la villa de Montalbán
o los cuales exoneró de por vida de la obligación de pagar monedas y otorgó a
la villa el privilegio de un mercado semanal.
Otro
de los hecho relevantes que acogió el castillo de Montalbán fue la prisión de
Don Alfonso Enríquez, hijo de Enrique II, durante un enfrentamiento con el
Conde de Gijón, que agito él reinado de su hermanastro Juan I.
Posteriormente
el Estado de Montalbán, La Puebla, Villarejo, San Martín y Menasalbas pasaron a
las manos de Don Álvaro de Luna.
Durante
el reinado de Enrique IV el castillo fue adquirido por su valido, Don Juan
Pacheco y desde él viene transmitiéndose a sus sucesores, hoy en día los Duques
de Osuna.
El
castillo de Montalbán es el más robusto, extenso y fuerte de todos los castillos
de la provincia de Toledo, en su interior se conservan restos de la fortaleza
musulmana anterior, que era de planta cuadrangular y mucho más pequeña.
El
castillo está ubicado en un lugar extremadamente estratégico, cortado al norte
y noroeste por la profunda escarpadura ocasionada por el transcurrir de las
aguas del río Torcón, el abismo de 100 metros de profundidad impone a todo
aquel que decide asomarse en búsqueda de las cristalinas aguas del río Torcón.
Dos torrenteras al este y al oeste lo defienden por los otros dos flancos.
Más
de 15000 m2 quedan protegidos por inexpugnables murallas almenadas y
con torres de base cuadrangular provistas de garitas, que dotan al castillo de
una imponente presencia y defensa ante cualquier acción hostil.
La
muralla alcanza una altura de 18 metros en su parte delantera, su longitud es
de unos 600 o 650 metros, su ancho oscila entre los 2,75 metros en su parte
delantera y los 1,25 metros en la zona trasera.
La
técnica empleada para su construcción es la mampostería, con piedra berroqueña
de gran tamaño en su base y cadenas de piedra en todas las esquinas, en algunas
zonas aparecen escorias entre los mampuestos a modo de ripios y rebordes de
mortero de cal.
El
flanco de la muralla que da al cortado del río Torcón, es más débil, el muro
está formado por un zócalo de mampostería rematado con tapial, sus dimensiones
son de 180 x 95 cm, el paso del tiempo ha hecho desaparecer el almenado en toda
esta parte de la muralla.
En
una gran extensión de la muralla se puede observar el adarve, sobre el cual
descansan grandes merlones de forma cuadrada coronados con piedras con diseño piramidal.
La
barrera o antemuro, tiene como misión guarecer y fortificar la parte más
vulnerable del castillo, la que da a la llanura, forma con la muralla un camino
de ronda de unos 5 metros de ancho en su parte más estrecha y la zona central
situada entre las 2 torres albarranas tiene 12 metros.
La
anchura de su muro es de 2 metros, su altura es de unos 7 metros y su longitud
es de 360 metros, dispone en toda su extensión de almenada con merlones, con
unas medidas de 85 cm de alto y 104 cm de ancho para el merión y de 72 cm para
la almena.
La
barbacana construida con mampostería dispone de saeteras encuadradas por piedra
caliza, delante de la barrera se encuentra un foso que en la actualidad se
encuentra tapado con tierra.
El
castillo cuenta con dos torres albarranas de planta poligonal formando un
pentágono con los dos lados principales paralelos y los otros dos a modo de
proa.
La
torre de la izquierda esta provista de un alto arco apuntado que permite el
paso a la liza, su interior es totalmente macizo, las dovelas del arco y el
aristón de las esquinas se muestran resaltadas con piedra caliza, en la parte
central del intradós aparece una buhedera.
La
torre de la derecha tiene la parte inferior maciza y cámaras en la parte
superior por encima del arco, las dos cámaras están comunicadas con la torre
del Homenaje. En
la cima de la torre, se localiza un friso de ladrillo, con rectángulos
resaltados a modo de metopas y una doble imposta que continúa por debajo del
almenado, rasgo típico almohade.
Las
cuatro buhardas aparecen junto al espolón de la torre, construidas en ladrillo
descansan sobre canes de granito.
La
torre del Homenaje se levanta sobre la muralla junto a la albarrana de la
derecha con la cual se comunica. El
acceso a la fortaleza se puede realizar por sus tres puertas y por una poterna
que se ubica en la barrera. Las
puertas están formadas en su parte interior por un arco escarzano y en su parte
exterior por un arco apuntado, la poterna está formada por un arco de medio
punto.
La
fachada sur da a un terreno llano, por lo que los ingenieros de la época
concentraron todas las defensas posibles en este flanco, como primer elemento
defensivo había un ancho foso que unía las torretas y a continuación un torreón
semicircular bajo, almenado y con saeteras, que hacía las veces de coracha.
Este
prolonga la barbacana exterior, provista de almenas y aspilleras en piedra
caliza. Desde esta y por tres puertas y una poterna se llega al espacioso
camino de ronda que rodea casi la mitad del edificio principal.
Al
interior del castillo se accede por dos puertas custodiadas por torres albarranas
de planta pentagonal, con esbeltos arcos apuntados que sobrepasan los 10 metros
de altura en la clave y tres postigos muy disimulados. Fueron construidas con
mampostería y ángulos de sillares que conservan numerosas inscripciones
lapidarias, como por ejemplo la estrella de David.
Ambas
torres albarranas cabalgan sobre el camino de ronda, la de la izquierda es
maciza mientras que la de la derecha mejor conservada, alberga salas con
habitaciones. Tiene ésta última saeteras y cuatro matacanes de ladrillo y está
unida a la torre mayor, en el interior del recinto, que también tuvo matacanes.
A ambas torres se sube por una escalera existente detrás de la muralla.
En
el interior, cuyo recinto se conserva completo, hay dos silos o cisternas
subterráneas de gran capacidad, vitales para resistir cualquier asedio. La
parte que da al acantilado es menos robusta al estar protegida geográficamente
por un accidente natural tan inaccesible como es cortado del río Torcón, esta
parte de la muralla fue construida con tapial por lo que se ha perdido el
coronamiento.
Su
estado de conservación es de ruina progresiva, en la actualidad forma parte del
Ducado de Osuna.
Declarado
Monumento Histórico Artístico el 3 de junio de 1931 junto con la ermita de
Nuestra Señora de Melque. Bajo la protección de la Declaración genérica del
Decreto de 22 de abril de 1949 y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico
Español.
El
castillo se levanta en un rincón único, al suroeste el río Torcón con su
cortado de más de 100 metros de profundidad, al noroeste se adivina una mácula blanca
de “La Calera” la cantera de caliza de la cual se extrajeron sillares de piedra
para construir el castillo, al norte oteamos la Sierra de San Vicente, en la
lejanía se atisba Gredos, y al sur los Montes de Toledo, quien eligiera el
lugar estoy seguro que no solo se decantaría por ser un emplazamiento
estratégico sino también por el maravilloso y exclusivo paisaje mediterráneo.
Por
las inmediaciones del castillo pasa la calzada romana que une Mérida con
Zaragoza, a través de Toledo, el camino medieval que, derivando en Torrijos
conducía por Villanueva de la Serena hacia Extremadura y la cañada que con la
Mesta recibe el nombre de “Segoviana”.
CASTILLO
DE MONTALBÁN ENCLAVE TEMPLARIO:
La
referencia más antigua sobre el castillo de Montalbán, se refiere a la donación
de la fortaleza que hace Alfonso el Emperador a la Orden del Temple, extinguida
en 1308.
La
fortaleza perteneció a la Orden Militar de Santa María de Valdelmec, siendo
donado por Alfonso VIII en 1197, la Orden de los Guardianes del Templo de
Jerusalén, los conocidos Caballeros Templarios.
El
castillo de Montalbán se convirtió en cabeza de una de las 27 encomiendas que
poseyeron los templarios en España y a la cual pertenecían grandes extensiones
de tierras y fortificaciones.
El
castillo templario de Montalbán fue una fortaleza desde la cual se defendía un
amplio territorio y se administraba y gobernaba a una amplia población.
Cuando
la Orden de los Templarios fue suprimida en Castilla a principios del siglo
XIV, el castillo fue concebido como Señoría Jurisdiccional a don Alfonso
Fernández Coronel, posteriormente el señorío pasó a las manos de Don Álvaro de
Luna, luego a los Téllez de Girón, Condes de Montalbán.
La
constatación de la presencia de los templarios en la comarca de los montes de
Toledo nos viene dada por la documentación existente de la encomienda de
Montalbán y de las crónicas de las órdenes de Alcántara y Monfragüe, primeras
en la repoblación del territorio delimitado por los ríos Cedena y Tórcon
durante el siglo XII.
Diversas
son las leyendas existentes en torno al Castillo de Montalbán, situado en un
paraje solitario en plena naturaleza embriagado por el preciado silencio, los
pasadizos encontrados que se estima comunicaron el castillo con el santuario
visigótico de Santa María de Melque hacen pensar que los templarios pudieron
utilizarlos para esconder parte de sus buscados tesoros, es muy probable que en
sucesivos estudios arqueológicos salgan a la luz importantes descubrimientos.
Mientras
tanto el visitante descubrirá un auténtico tesoro el Castillo de Montalbán
enclavado en un lugar único, con poco esfuerzo todo aquel curioso que dedique
su tiempo a observar las piedras del castillo localizara en piedras claves para
la construcción numerosas marcas de cantería como es el pentáculo estrellado o
sello de Salomón, realizados por los maestros canteros oficio al cual solo los
elegidos con la sagacidad de dar forma a la piedra podían acceder a los
secretos de este oficio surgido en el albor de los tiempos.
Les
invito a que visiten el Castillo de Montalbán, sin duda les asombrara al igual
que el monte mediterráneo por el cual tendrán el deleite de pasear y descubrir
todo lo que ofrece a los ojos, oídos, nariz, tacto y gusto del que disfruta del
campo y si existe un sexto sentido el escenario da para que la imaginación
pueda revolotear entre los muros del castillo, las piedras del castillo tienen
muchas historias que contarnos.
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