viernes, 29 de abril de 2016

CASTILLO DE ATIENZA

Los dominios de Atienza se asientan en la comarca de la Serranía de Guadalajara, para situarla en el mapa debemos buscar el inicio de la Sierra de Pela, allí se levanta Atienza, sobre la ladera de un cerro de rocas calizas, con una altura máxima de 1169 metros, siendo este superado por el contiguo otero de El Padrastro con 1200 metros.
 
Geográficamente el pueblo de Atienza se sitúa al Norte de la provincia de Guadalajara, en la zona conocida como "Las Serranías”. Su término municipal comprende además las poblaciones de Alpedroches, Bochones, Casillas y Madrigal.
 
Las tierras de Atienza son atravesadas por el Camino del Cid, la Ruta de El Quijote y la Ruta de la Lana, entre Riofrío del Llano y Tordelloso, creándose una importante encrucijada de caminos, antaño muy transitados y concurridos.
 
La historia de Atienza se remonta al paleolítico, diversos hallazgos arqueológicos localizados a lo largo y ancho del territorio de la Villa así lo atestiguan y revelan gracias a los yacimientos encontrados.
 
Los Titos fueron los que formaron el asentamiento y le pusieron el nombre de Titia, siendo un pueblo indígena celtibero dominaban junto a los belos y lusones el Este de la Meseta.
 
El desarrollo de los Titos tuvo lugar durante la Edad del Hierro, llegaron a acuñar su propia moneda denominada As, en la cual aparecía un jinete decorando el campo de la moneda, lo que nos indica lo prospero que llego a ser la estirpe de los Titos.
 
El pueblo de los Titos era pacifico, al frente de la ciudad había un Consejo presidido por un sacerdote o druida, practicaban el politeísmo y sus creencias se basaban en dioses de la naturaleza, aun así, cuando tenían que guerrear eran temibles, los historiadores romanos recogieron en sus crónicas que la infantería celtíbera era una fuerza bélica terrible.
 
El poderoso imperio romano, encabezado por Tito Livio (59 a. C. – 17 a.C.), adoptó de los Titos la espada corta, el coselete de cuero y el puñal corto, armas utilizadas por los celtíberos, que fueron adheridas a las milicias romanas.
 
Los Titios hicieron una ardua resistencia a los romanos, solamente cuando cayó Numancia y Termancia, pudieron los césares romanos decir que la vieja Atienza había sido hecha suya, construyendo estos una fortaleza para defender el territorio, siglos más tarde fue mejorada y reforzada por los árabes.
 
Con la llegada de los árabes a la Península Ibérica, Atienza fue poblada por musulmanes los cuales le otorgaron su definitivo nombre actual. Con la construcción del castillo en lo alto del cerro, Atienza pasa a ser un enclave estratégico muy difícil de expugnar.
 
Durante la Reconquista Atienza fue disputada por los cristianos y los árabes, entre 870 y 874 es conquistada por Alfonso II el Magno, reconquistándola los árabes poco tiempo después.
 
En 967 pasó a manos de Alhakén II, García Fernández la vuelve a reconquistar, pero Almanzor la recuperó y la destruyó. Sancho García la recupera y la pierde, durante este periodo Atienza es conquistada y reconquistada en numerosas ocasiones.
 
En 1085 fue reconquistada finalmente por Alfonso VI, a la vez que Toledo y los demás enclaves significativos del reino.
 
Atienza se incorporó a la Corona de Castilla y se le concedió un extenso común que llegaba hasta el río Tajo.
 
El lugar decisivo que ocupa Atienza es objeto de continuas contiendas y rápidamente se hace necesario levantar una primera muralla mandada construir por Alfonso VII.
 
Posteriormente se construye una segunda muralla para proteger los barrios de extramuros, siendo erigida bajo el reinado de Alfonso VIII.
 
Durante el siglo XV Atienza pierde varios barrios como el de Santa María del Rey y pequeñas barriadas próximas al castillo a causa de las llamadas luchas de los Infantes de Aragón.
 
Las tropas del Rey de Navarra se hicieron dueñas de la posición, y tiempo después el castellano Juan II ayudado del Condestable Álvaro de Luna y un poderoso ejército, sitiaron y conquistaron esta importante Villa, llegando a la lucha cuerpo a cuerpo y teniendo que destruir e incendiar buena parte de la población para poder expulsar de ella a los navarros.
 
Bajo el reinado de los Reyes Católicos se construyó la Posada del Cordón, con la unión de Castilla y Aragón, Atienza fue perdiendo paulatinamente su importancia fronteriza.
 
Ya en el siglo XVIII con la guerra de Sucesión la Villa se sumerge en dificultades al ser el centro de operaciones de Felipe V, en 1706 los habitantes de Atienza participaron en las batallas de Almansa, Brihuega y Villaviciosa, lo cual les aporto como beneficio a los habitantes de Atienza la prerrogativa en las rentas concejiles durante dos años.
 
En la guerra de la Independencia, en el siglo XIX, los franceses fueron los responsables de desarbolar el castillo y parte de la Villa, para que Juan Martín, "El Empecinado", no pudiera guarecerse entre sus muros.
 
En estas tierras nació, un egregio personaje como fue Juan Bravo (Atienza 1483 – Villalar 1521), un noble castellano conocido por su participación en la Guerra de las Comunidades de Castilla, su padre, Gonzalo Bravo de Lagunas, era alcaide de la fortaleza y su madre, María de Mendoza.
 
Juan Bravo era miembro de la familia de Mendoza y sobrino, por línea paterna, de don Juan Ortega Bravo de Lagunas, Obispo de Ciudad Rodrigo, Calahorra y Coria.
 
CASTILLO:
 
El origen del castillo de Atienza, es musulmán y durante la Reconquista de España cambió de manos en numerosas ocasiones.
 
La fortaleza se encuentra sobre una colina rocosa que le otorga la condición de impenetrable por algunos de sus flancos, para su construcción se emplearon sillares regulares de piedra caliza, el perímetro del castillo es de unos 700 metros.
 
El acceso al castillo se realiza por una rampa, al entrar se aprecian dos recintos, uno exterior que lo compone el patio de armas y otro interior, con diversas dependencias.
 
El recinto interior mide 130 metros de largo, 30 metros de ancho y 12 metros de alto y la entrada cuenta con un arco y una torre cuadrada a cada lado.
 
Entre los ocupantes más ilustres que habitaron el castillo durante diferentes periodos históricos destacan: Alfonso VII de León y Felipe V de España.
 
Desde la lejanía el castillo de Atienza asombra al visitante, por su imponente torre, la cual se iza sobre una gran roca, desde lo más alto de la torre se dominan kilómetros a la redonda, divisándose en días claros el Sistema Central y toda la Meseta.
 
Es tan imponente la fortaleza y el enclave en la cual se asienta tan inexpugnable, que incluso el mismísimo Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, no quiso pasar frente a ella a la luz del día, por considerarla “peña mui fuert”.
 
De le fortaleza se conserva, principalmente, su gran torre del homenaje, y la puerta de acceso, la cual cuenta con arco de medio punto, ubicada junto a un torreón de planta cuadrada.
 
En el patio de armas encontraremos dos aljibes tallados en la roca, uno de ellos con parte de la bóveda construida con ladrillos, estos depósitos de agua eran imprescindibles en caso de ser asediado el castillo.
 
Uno de los acontecimientos más notables que se vivieron en el castillo, fue cuando la familia Lara, depositó en la villa al rey Alfonso VIII, confiando en la fortaleza de su castillo. Los vecinos de Atienza, al ver llegar el gran ejército del rey Fernando III de León, que pretendía secuestrarle para reinar en Castilla, lo disfrazaron de arriero, para sacarlo de la ciudad y así salvarlo.




De tal modo que Alfonso VIII premió a la villa con diversos privilegios, y reconstruyó su castillo y amplió las murallas.

En memoria del salvamento hecho del infante Alfonso VIII, se celebra cada año La Caballada de Atienza, y los vecinos salen de la ciudad el domingo de Pentecostés.
 
Retomando el castillo, en la esquina sur se ubica la solemne torre del homenaje, de planta cuadrada, el acceso al interior de la torre se realiza atravesando la puerta situada en la planta baja por donde nos adentraremos a las salas interiores, por una escalera adosada al muro podremos ascender a las plantas superiores y finalmente alcanzar la terraza, desde donde poder disfrutar de una espectacular panorámica.
 
La torre cuenta con dos escaleras empotradas en los muros, en la planta baja se localizan diversos túneles horadaros en la propia roca, se estima que estas grutas unían el castillo con las iglesias de Santa María del Rey, la Santísima Trinidad y San Salvador.
 
Como elemento defensivo destaca el garitón volado, único en todo el edificio, ubicado en la esquina más meridional de esta parte del castillo.
 
Durante la guerra de la Independencia, el castillo y las murallas fueron devastadas por las tropas francesas y en la Guerra Civil (1936-39) sufrió importantes daños, por lo que el estado de conservación es de ruina.
 
La propiedad recae sobre el Ayuntamiento de Atienza, el 3 de junio de 1931 fue declarado Monumento Nacional y desde marzo de 1994 el castillo puede verse iluminado por la noche.
 
MURALLA:
 
La villa de Atienza ha estado circuida por una fuerte muralla desde la época de los primeros reyes de Castilla, los cuales dotaron a este enclave estratégico de la máxima protección que en aquellos tiempos se podría construir.
 
Del extremo norte del castillo surge la muralla primitiva y por el extremo sur se levantaba la puerta del Arco de la Villa o Arco de Armas, la cual no ha resistido el paso del tiempo.
 
La muralla contaba con numerosas puertas o arcos, como el Arco de la Guerra, el Arco de San Juan o Arrebatacapas, Arco de la Nevera, el pórtico de la Virgen y el de la Escuela, la mayoría de ellos no se conservan.
 
El castillo contaba con una doble línea de murallas, las cuales fueron levantadas adaptándose a la morfología del terreno, su construcción inicial data de los siglos XII y XIII.
 
Una protegía el recinto interior e iba desde la torre del homenaje hasta las torres de la entrada y de la cual solo quedan las bases.
 
La otra muralla protegía todo el mastodonte de piedra sobre la cual se levanta la torre, el recinto interior y el patio de armas, de la cual solo queda un tramo y las bases del resto.
 
Del recinto exterior surgen las murallas que protegían el pueblo, las cuales constituían dos recintos.
 
Del primer recinto construido por Alfonso VII, abarcaba el corazón de la originaria Villa, se conservan múltiples fragmentos de paramentos de fuerte sillarejo y de todas las puertas que se abrían a lo largo de sus muros, como la de La Nevera o los arcos de la Virgen y la Escuela Vieja.
 
El más bello y representativo arco que nos ha llegado a nuestros días es el llamado Arco de San Juan o puerta Arrebatacapas, el origen de este anecdótico nombre se debe al hecho de que el viento arrebata las capas de los cofrades de la Santísima Trinidad cuando lo atraviesan cada domingo de Pentecostés, dicho arco franquea el paso desde la plaza del Ayuntamiento hasta la plaza del Trigo.
 
Las anchas murallas externas, sirvieron para encerrar a la villa que en el siglo XIV alcanzó su máximo apogeo, con más de siete mil habitantes y unas catorce parroquias de estilo románico.
 
La muralla externa, protegía barrios como el de Puertacaballos, y ciudadelas como la Judería, actualmente se pueden ver enormes tramos en diversas zonas del pueblo y en los alrededores, mostrando también algunas puertas acompañadas de torreones.
 
La ampliación de la muralla la realizo Alfonso VIII y la nueva muralla contaba con las puertas de Antequera y de la Salida o Salada. De estas murallas quedan todavía tramos, torreones y la mayoría de las puertas.
 
La población de Atienza fue declarada Monumento Histórico-Artístico Nacional en 1962, al albergar una destacable arquitectura civil como son la plaza de España y la plaza de Don Bruno Pascual Ruilopéz o del Trigo, ambas cuentan con soportales de madera o piedra, con entramados de madera y revocos de yeso con tonalidades pálidas.
 
Atienza cuenta con numerosa representación de construcciones religiosas, como son: Iglesia Museo Santisima Trinidad, Iglesia Museo San Gil, Iglesia de Nuestra Señora del Val, Iglesia San Salvador, Iglesia San Juan, Iglesia Museo San Bartolomé, Iglesia de Santa María del Rey y el ábside de San Francisco.
 
La población de Atienza merece una visita, por lo que les invito a que se acerquen y descubran su magnífico castillo, disfruten paseando por sus calles y de sus casas medievales muchas de ellas con llamativos escudos heráldicos en sus frontispicios y de la gran cantidad de elementos arquitectónicos que posee como son las murallas y la gran cantidad de iglesias que alberga Atienza.
 
Uno de los rincones que les aconsejo no dejen de visitar es la fuente romana de Atienza, situada a la salida de la Iglesia Museo de San Bartolomé por la puerta norte del atrio.
 
Se trata de una fuente de aguas salubres que data del siglo II, construida a base de sillares regulares y que cuenta con un gran pilón donde reposan las aguas.
 
Enfrente de la fuente se localiza la puerta de la Salida, uno de los accesos del segundo cinturón de la muralla, y por ella los arrieros de la villa sacaron al rey niño Alfonso VIII, para liberarlo de las tropas de su tío Fernando II de León.
 
Si desean ampliar información o disfrutar de una visita guiada, contacten conmigo escribiéndome a: danielmedioambiente@gmail.com
 
Bibliografía: www.atienza.biz


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