A
las 9:30 de una nublada mañana de domingo un grupo de 15 personas nos dimos
cita en Príncipe Pio, para realizar la ruta periurbana por la ribera del río
Manzanares conocido por todos y olvidado por muchos.
Desde
el punto de encuentro nos dirigimos hacia el Puente del Rey, donde nos
detuvimos a divisar un grupo de golondrinas comunes (Hirundo rustica)
revoloteando sobre las aguas del río Manzanares, tuvimos la suerte de ver un
par de golondrinas posadas a unos pocos metros de nosotros lo cual favoreció la
identificación y la observación de los detalles morfológicos.
Aprovechando
la presencia de las golondrinas, comente a los asistentes las significativas
diferencias entre tres especies muy parecidas entre sí como son: la golondrina
común (Hirundo rustica), el avión común (Delichon urbicum) y el vencejo común
(Apus apus).
Una
vez contemplado todo aquello que nos ofrecía en ese punto el río Manzanares, procedimos
nuestro camino dirección Casa de Campo, a la cual accedimos por la Puerta del
Rey, en la actualidad esta puerta se encuentra adelantada unos cuantos metros
de su histórica ubicación y desprovista de su correspondiente verja de hierro
forjado, lo que incide en una pérdida de presencia y de simbolismo al no dar la
sensación de cruzar una verdadera puerta.
Al
adentrarnos en la Casa de Campo, enseguida nos percatamos de la presencia de
una especie introducida de ave, la cotorra argentina (Myiopsitta monachus),
dicha especie causa grandes daños en los ecosistemas al colonizar grandes
árboles y construir grandes nidos donde viven familias enteras de estas
molestas aves, los problemas que causan estas aves son diversos, desde la
presión que ejercen sobre otras aves que se ven obligadas a desplazarse,
competencia por la alimentación, por los mejores árboles para ubicar sus nidos,
crean daños en la flora debido a que sus nidos son construidos con ramas, las
cuales son cortadas de los árboles, aprovechan las ramas más flexibles de las
copas de los arboles donde se encuentran los brotes nuevos del árbol para
cortarlas con sus poderosos picos y posteriormente llevar esas ramitas a sus
inmensos nidos, lo cual crea un daño importante al árbol al ser elevado el
número de ejemplares de esta especie y la población de esta especie va
aumentado cada año.
Siguiendo
por la tapia del Vivero municipal proseguimos el camino entre pinares de
repoblación, donde encontramos la presencia de una pequeño pájaro llamado
agateador común (Certhia brachydactyla), el cual asciende realizando espirales
por los troncos de los árboles provistos de una corteza agrietada donde el
agateador rebusca pequeños insectos con su fino y alargado pico curvo.
Pronto
abandonamos la Casa de Campo por la pasarela del anillo verde ciclista que nos
permite cruzar la carretera de Castilla la M-500, nada más atravesar la
pasarela nos encontramos con la cuadras del Club Villa de Madrid y de nuevo
volvemos a recuperar la ribera del río Manzanares.
Desde
este punto la ribera del río Manzanares se encuentra en un aceptable estado de
conservación y lleno de vida, en una de las ramas secas de un árbol encontramos
un ejemplar de cormorán grande (Phalacrocorax carbo) secando su plumaje después
de continuas inmersiones buscando su principal alimento, los peces.
Un
poco más adelante en la orilla de enfrente, es decir en el margen izquierdo del
río se encuentra la instalación del Ayuntamiento de Madrid, denominada “Migas
calientes”, donde se tratan todos los deshechos de origen vegetal procedentes
de los parques de la ciudad de Madrid, los restos vegetales son procesados en
esta planta para producir compost que posteriormente servirá como abono para
todos los parques y jardines de Madrid.
Continuamos
nuestra ruta en dirección contraria al de las aguas del río, que gracias a las
últimas lluvias el caudal está irreconocible mostrando una gran crecida, lo que
ha ocasionado que gran parte de las orillas del río estén anegadas y la
vegetación de ribera inundada.
El
camino nos lleva hasta un punto histórico denominado la “Pasarela de la
Muerte”, un cartel muestra el emplazamiento exacto donde se levanto durante y
después de la Guerra Civil Española una pasarela. Durante la campaña bélica la
pasarela tuvo una gran importancia estratégica, por lo que constantemente era
destruida y reconstruida.
Tras
varios intentos de acercarnos al río encontramos una zona menos encharcada por
la cual transitamos y donde contemplamos
escondida entre la vegetación a un garceta común (Egretta garzetta),
debido a la fuerte corriente que presentaba el río las aves acuáticas brillaban
por su ausencia.
Casi
sin darnos cuenta el reloj marco las 12:00 del medio día y en unos bancos
cercanos al camino realizamos la oportuna parada para avituallarnos y disfrutar
del canto de los verdecillos (Serinus serinus) y de los mirlos comunes (Turdus
merula).
Con
las energías repuestas retomamos el camino hasta llegar a un puente de madera
que nos permitió comprobar de cerca la crecida del río y observar las
instalaciones de la planta depuradora de Viveros de la Villa, que trata las
aguas residuales procedentes de los distritos de Fuencarral, El Pardo,
Chamartín, Tetuán y Moncloa, además de los municipios de Majadahonda, las Rozas
y Pozuelo de Alarcón.
El
agua regenerada de esta planta depuradora es empleada para el riego de parques
y zonas verdes de la zona Norte y Oeste de Madrid.
En
los orillas aledañas al puente observamos a las espadañas (Typha angustifolia)
planta herbácea acuática muy fácil de identificar al ser una planta con largos
tallos que asemejan afiladas espadas y cuya terminación es coronada por una
formación cilíndrica muy característica.
La
avifauna que con más frecuencia observamos eran los ánades azulones (Anas
platyrhynchos) y posadas en las ramas de los árboles secos grajillas (Coloeus
monedula), en cuanto a los rastros multitud de nidos de pito real (Picus
sharpei) aunque no se dejo ver escuchamos su característico relincho.
Retomando
el camino nos dirigimos hacia una nueva pasarela que nos permite cruzar la
carretea de la Coruña y que nos encamina hacia el puente de San Fernando,
construido en 1749 durante el reinado de Fernando VI, el arquitecto elegido fue
Jaime Bort y Meliá, la designación se debe al santo onomástico de Fernando VI.
El
puente se encuentra dividido en dos tramos separados por un machón, que se
soporta sobre una isla creada por los sedimentos que arrastra el propio río, el
tramo de la izquierda posee 4 arcos de medio punto y otros dos rebajados, en el
tramo derecho existían 2 arcos, en 1856 una riada daña el arco cercano al
machón, tras la reparación se reconstruye con 3 arcos siendo el ingeniero
encargado Francisco Javier Boguerín.
Construido
íntegramente en granito el puente consta de 6 ojos de medio punto, los
elementos ornamentales más característicos son las estatuas onomásticas
situadas en el centro del antepecho de San Fernando y de Santa Bárbara ambas
estatuas los encontraremos en el pretil y fueron construidas por el escultor
Vicente Bort.
Tras
cruzar tan maravilloso puente y dejar atrás el río manzanares, nos encontramos
con una nueva pasarela que cruza la M-30 y nos deja en las inmediaciones de uno
de los numerosos campos de golf que hay por toda la zona de Puerta de Hierro.
El
camino cambia totalmente al igual que el paisaje y sin prisa pero sin pausa
seguimos nuestro recorrido por un sendero de tierra que nos conduce una vez más
a otra pasarela, en está ocasión nos permite cruzar la calle Sinesio Delgado.
El
sendero se ensancha a la altura del pinar de la Ciudad Universitaria, repleto
de trincheras de la Guerra Civil, mas adelante nos adentramos bajo un puente
que nos permite salvar la M-30 y nos deja justo en la puerta del Hospital
Clínico Veterinario.
Seguimos
nuestro camino hasta llegar a la puerta trasera del Palacio de la Moncloa, sin
detenernos continuamos y divisamos el peculiar edificio que alberga la
Biblioteca del Instituto de Patrimonio Cultural Español.
Ya
va quedando menos y dentro del horario previsto llegamos al Puente de los
Franceses, desde el cual recuperamos la ribera del río Manzanares y seguimos la
dirección de las aguas del río que nos conducen hasta el elegante puente de la
Reina Victoria, a pocos metros damos por concluida la ruta en el mismo punto de
inicio Príncipe Pio, a tras hemos dejado más de 12 kilómetros de ruta.
La senda anteriormente
relatada e ilustrada con su correspondiente vídeo, fue anunciada en el diario El País, en el siguiente enlace lo
podrán visualizar:
Si
le gusta el senderismo y la naturaleza y desea participar en las rutas que
organizo, pueden ponerse en contacto conmigo escribiéndome a:
danielmedioambiente@gmail.com
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