jueves, 30 de julio de 2015

LA HISTORIA DE LA GALLINETA ZAIDA Y ZACARÍAS

Antes de nada presentare la especie protagonista de la historia, para que todos los seguidores y lectores del blog puedan identificar de ahora en adelante a las gallinetas, especie a tener en cuenta cuando realicemos excursiones por ecosistemas acuáticos, como: marismas, deltas, estuarios, canales, charcas, lagunas, lagos, tramos medios y bajos de ríos, estanques de parques y jardines. Todo humedal es potencialmente habitable por las gallinetas.

La Gallineta común (Gallinula chloropus), pertenece al orden de las gruiformes, en el cual se agrupan tres familias (grullas, avutardas, fochas y afines) que representan entre ellas claras diferencias en cuanto a tamaño, aspecto y exigencias de hábitat.

Todas poseen patas más o menos largas y sus polluelos son nidífugos. Durante la muda, al perder las plumas de las alas y de la cola, algunas especies experimentan una cierta incapacidad temporal para volar.

La gallineta es un ave ligada a la vegetación palustre, común en cañaverales, ríos y charcas. De carácter esquivo y hábitos crepusculares. Expresa su alarma con sacudidas de la popa blanquinegra.

Especie residente, de pequeño tamaño y plumaje oscuro, destaca por presentar patas de tonalidad verdosa y dedos largos con fuertes uñas que le permite correr y trepar por la vegetación circundante. Al nadar reclinan varias veces la cabeza y ante un peligro o posible amenaza realizan unos cuantos chapoteos antes de iniciar el vuelo.

Emite unos reclamos muy característicos y presenta una alimentación muy variable de semillas, frutos e insectos. Es nidificante y la elaboración del nido se realiza en plataformas entre la vegetación palustre, tiene forma de cesta provista en ocasiones de techo, oculto normalmente entre la densa vegetación. Se la observa entre la vegetación de los márgenes de charcas y arroyos principalmente.

Su longitud oscila entre los 27 y 31 cm, común en lagos pequeños, estanques, charcas y ríos con una densa cobertura vegetal. Suele ser escondidiza y tímida, pero es bastante osada en algunos lugares donde puede vérsela deambulando a la vista en prados ribereños. Ave del tamaño de una paloma, oscura de cola larga y patas largas y verdes con dedos largos. Pico rojo con la punta de color amarillo, sus plumas son de color gris pizarra, en la parte superior el plumaje adquiere un matiz parduzco.

Una fina y elegante línea de color blanco recorre todo su cuerpo, al igual que los lados de las infracobertoras y caudales que resaltan al ser de color blanco.

La gallineta cuando es vista desde atrás se aprecia en su cola una marcada V invertida de color blanco muy llamativa.

Cuando anda por las orillas sacude su alta cola, en el medio acuático al nadar sacude su cabeza de forma rítmica.

Los ejemplares jóvenes se diferencian de los adultos por el color de su plumaje de tonalidades parduzcas y grisáceas. Su mentón y garganta es de color blanco sucio.

Otro método para identificar a las gallinetas jóvenes es por la morfología, los movimientos, la línea lateral y las infracobertoras y caudales blancas. Los pollos presentan un plumón como el de la focha común negro con el pico rojo pero sin collar pardo amarillento. Recuerda a una gallina por los movimientos de cabeza y cola.

Su canto presenta un amplio repertorio, siendo la voz más típica un reclamo corto, explosivo y burbujeante o gargarizante un ¡¡caiorr!! que revela la presencia del ave entre los carrizos. Otros reclamos son ki-keck agudo que utiliza cuando está inquieta y un kreck, kreck, kreck trisílabo, rápido y chasqueante que puede repetirse durante largos periodos y también los emite de noche en vuelo.

Una vez presentada la especie nos centraremos en relatar la apasionada historia real de la pareja de gallinetas formada por Zaida y Zacarías.

Por motivos laborales tuve la suerte de pasar los fines de semana del mes de marzo, abril y mayo del año 2015 en el Puente de Toledo, de estilo barroco (churrigueresco), construido entre los años 1718 y 1732 por el arquitecto Pedro de Ribera.

El puente, con un diseño barroco, se compone de una parte central formada por 9 arcos de medio punto con sólidos contrafuertes y tambores que se rematan en balconcillos. El tablero tiene un ancho de 4'95 metros.

En la zona central se encuentran dos hornacinas o templetes adornados con elementos churriguerescos y que contienen las estatuas en piedra caliza de los patrones de Madrid, San Isidro Labrador y Santa María de la Cabeza, realizadas en 1723 por el escultor Juan Alonso Villabrille y Ron con la colaboración de Luis Salvador Carmona.

En cada extremo del tablero se extienden sendas rampas que enlazan con cada una de las orillas. En el lateral correspondiente a la glorieta de Pirámides otras dos rampas, transversales al puente, daban antiguamente acceso a los lavaderos y huertas situados en la orilla del río. Llamativos son también los obeliscos que incluyó en el siglo XIX el arquitecto Francisco Javier de Mariategui en el extremo norte, así como las dos fuentes que diseñó Ribera en la parte más cercana al centro de la ciudad, sin duda es uno de los rincones más bonitos de la ciudad de Madrid.

Retomando la historia de nuestros protagonistas Zaida y Zacarías, bajo uno de los 9 arcos del puente de Toledo, en un pillar cilíndrico provisto con un tajamar de forma piramidal, ambas gallinetas decidieron instalar su nido, no sin esfuerzo ya que los materiales que utilizaron para su construcción eran los que arrastraba la corriente del río, en su mayoría residuos reutilizados por las gallinetas y algún que otra rama.

En esta zona el río Manzanares presentaba un caudal que permitía la aparición de islas y playas fluviales, zonas con más o menos corriente donde Zaira y Zacarías podían encontrar alimento y materiales para construir su nido.

El hábitat ideal de las gallinetas no es el que presentaba el río Manzanares ya que no hay cobertura vegetal en las orillas ni lugares donde puedan refugiarse, aun así los ejemplares adultos se han ido adaptado poco a poco, mostrándose sin temor, debido al diseño de las orillas de Madrid Río, al presentar mucha altura desde las barandillas hasta el cauce del propio río hace que la fauna se muestre más confiada.

Sin descanso Zaida y Zacarías, construían y reforzaban su nido, hasta que llegó el momento en que Zaida pasaba más tiempo dentro del nido para acomodarlo a los acontecimientos que muy pronto se iban a originar.

El estratégico emplazamiento del nido, en el pilar situado al otro lado de la corriente en un escalón próximo al cauce, permitía a las gallinetas disfrutar de la seguridad de la infraestructura elegida para tan importante propósito, procrear.

El nido repleto de plásticos, papeles, envoltorios, ramas, hojas, trapos y un sinfín de múltiples materiales que arrastraba la corriente y que presurosamente Zaira y Zacarías recogían con su pico y transportaban hasta el nido, donde magistralmente lo colocaban dado forma a todo ese enmarañado de morralla.

Los primeros días del mes marzo fueron pasando y Zaira empezaba a pasar largos periodos de tiempo en el nido dándole forma a la parte interior, colocando plumón y materiales mullidos, mientras que Zacarías seguía buscando materiales para reforzar el nido y alimento tanto para Zaira como para el mismo.

La cosmopolita pareja durante la época de cría es muy territorial y vigilan en todo momento su territorio de reproducción, prefiriendo que la zona se encuentre solitaria, tarea ardua por las continuas visitas que realizaban principalmente las gaviotas y los cormoranes, por lo que Zaira y Zacarías defendían enconadamente su territorio enfrentándose principalmente a las gaviotas las cuales retrocedían o emprendían perezosamente el vuelo tras los incesantes arranques de las gallinetas.

Zaira durante los primeros días de la segunda semana del mes de marzo apenas abandonaba el nido, permaneciendo sentada el mayor tiempo posible, inequívoco indicio de que empezaba a depositar los 8 huevos de puesta que suelen hacer de media las gallinetas.
Los huevos son de color grisáceo y verdoso, presentando algunas manchas, por la ubicación del nido, no tuve ocasión de ver en ningún momento ni el aspecto ni el número de los huevos que Zaira depósito en el nido.

Durante el periodo de incubación que suele durar entre 19 o 22 días Zaida y Zacarías se iban turnando en la tarea de incubación, bien es cierto que durante el tiempo que realice las observaciones Zaida pasada mucho más tiempo incubando los huevos y Zacarías dedicaba el tiempo a buscar alimento y material para el nido.

La primera semana del mes de abril, al llegar al punto de observación me lleve la grata sorpresa de ver a 5 pequeños polluelos, que suelen nacer con pocos minutos de diferencia.

Al nacer están cubiertos con un plumón filamentoso de color negro con brillo verdoso por encima y marrón negruzco por debajo, largo y sedoso, muy espeso, excepto en la cabeza y la cara donde las calvas tienen tonos rosas y azulados. El pico y el incipiente escudete son rojos en la base y aquel amarillo en el extremo, lo que les aporta un aspecto divertido.

Al ser nidífugos, los pollos rápidamente abandonan el nido y deambulan por los alrededores bajo la supervisión de su padre Zacarías, mientras Zaida pasaba largos lapsos de tiempo sentada en el nido incubando los huevos que aún no habían eclosionado.


Todo seguía su curso sin incidencias, Zacarías espantaba a las pocas gaviotas que se acercaban a su territorio y que aún no habían empezado la migración y los pollos correteaban y nadaban siempre custodiados por uno de sus padres, que les alimenta en todo momento.




Durante las horas centrales de los días más calurosos Zaida cubría a sus crías con sus alas para protegerlas del sol, mientras persistentemente seguía incubando los huevos que aún le quedaban.

Con el paso de los días Zaida desistió de seguir incubando los huevos que no eclosionaron y se centró en la custodia y alimentación de sus crías. Los polluelos al bajar del nido al agua nadan muy bien y picotean todo el alimento que les traen sus padres, debido a que no son capaces de alimentarse solos hasta las 3 semanas de vida.

Según pasaban los días las crías de Zaida y Zacarías crecían y empezaban hacer sus primeras expediciones por el río Manzanares alejándose unos cientos de metros del nido siempre acompañados por uno de sus padres.

Como los días eran cada vez más cálidos la familia al completo se trasladó a un saliente provisto de una cavidad en la orilla izquierda del río, que les permitía descansar y protegerse del sol y de las posibles amenazas naturales.

Hasta las cinco semanas de vida las crías dependen de los padres, ya que con unos 40 días de vida ya pueden realizar vuelos cortos para fortalecer su musculatura, aunque todavía permanecerán junto a sus padres algún tiempo más y a las 6-7 semanas ya vuelan bien y se vuelven independientes.

La historia real tuvo un cambio de rumbo inesperado, como cada fin de semana acudía al mismo punto bajo uno de los arcos del puente de Toledo en la orilla derecha del río Manzanares, al asomarme por la barandilla vi que el escenario era totalmente distinto, el río manzanares ya no era el mismo, había desaparecido la isla fluvial, las playas, el nido y el saliente donde últimamente descansaba toda la familia y donde pasaban las noches, estaba todo bajo el agua.

El drástico cambio del río ocurrió durante la semana del 20 al 26 de abril del 2015, a lo largo de esa semana el tramo del río donde vivían Zaida, Zacarías y sus polluelos había sido represado, por lo que el río había pasado de tener unos centímetros de agua a tener varios metros de profundidad, el hábitat que necesitaban para sacar adelante a su familia había desaparecido

Durante unos instantes estuve buscando con los prismáticos a los polluelos, pero al no verles y comprobar el comportamiento de Zaida y Zacarías me di cuenta de que los polluelos no pudieron adaptarse al repentino cambio de hábitats y no sobrevivieron.

Zaida y Zacarías presentaban una mirada melancólica, se mantenían unidos pero distantes, Zaida parecía que buscaba por los pilares del puente a sus crías, mientras a unos metros Zacarías estaba posado en los peldaños de una escalera metálica situada en el muro de la orilla izquierda del río, siendo el único lugar donde poder posarse para descansar, aunque las gallinetas son una especie adaptada al medio acuático, necesitan descansar y posarse de vez en cuando fuera del agua, en el caso de los polluelos esta necesidad es mucho mayor.

La trágica perdida de los polluelos no separo a la pareja que a los pocos días intentaba construir un nuevo nido al otro lado del pilar donde hicieron el primero, para depositar la segunda puesta de huevos que suelen realizar en condiciones normales, el estado del río con tanta profundidad hacía inviable la construcción del nido, Zaida y Zacarías depositaban materiales junto a un pequeño tallo de vegetación que surgió de entre los pilares del puente, pero la corriente del agua se llevaba los materiales que con tanto esfuerzo traían.

La nueva situación del río Manzanares hizo que Zaida y Zacarías abandonaran el Puente de Toledo en búsqueda de un nuevo espacio para intentar sacar adelante a sus futuras crías.

CONCLUSIONES Y PROPUESTA DE MEJORAS:

La ribera del río Manzanares a su paso por la metrópoli de Madrid ha sufrido una gran transformación donde antes se veía una gran autopista de circunvalación la famosa M-30 ahora se ve un gran parque lineal denominado Madrid Río, por lo que se ha conseguido ganar un gran espacio a los coches que ahora disfrutamos los ciudadanos, la fauna y la flora.

El soterramiento de la M-30 ha devuelto a los ciudadanos un espacio antes reservado exclusivamente a los coches lo que supone un mejoramiento considerable de la zona, aun así considero que el gran olvidado de la actuación ha sido el propio cauce del río Manzanares que a día de hoy presenta en varios tramos restos de la obra, cables a la vista, residuos y un largo etc… que solo se aprecia cuando los tramos no son represados.

En mi opinión el cauce del río ha sido secuestrado y en ningún tramo del río aguas abajo desde el Puente de la Reina Victoria hasta el Parque Lineal del Manzanares se tiene acceso al propio cauce, por lo que los ciudadanos no podemos acercarnos al agua ya que siempre nos separan varios metros de altura.

El otro hándicap que presenta el río son las represas muchas de ellas obsoletas, que de forma artificial crean un cauce de varios metros de profundidad sin ningún motivo medioambiental o ecológico, por lo que el río pierde su esencia y se convierte en un canal artificial sin ninguna funcionalidad o producción alguna.

Las soluciones para recuperar el cauce son diversas, la primera de ella consistiría en limpiar todo el cauce de residuos, eliminar las represas y reemplazarlos mediante la construcción naturalizada de azudes de poca altura para oxigenar el agua por gravedad, dejando solo la presa existente aguas abajo del puente de Los Franceses para regular el caudal, permitiendo que el agua siempre tenga corriente con unos centímetros de profundidad, lo que posibilitaría recuperar la vegetación palustre en el propio cauce dando un aspecto mucho más naturalizado al río lo que supondría un beneficio para la avifauna y seres vivos que habitan en un ecosistema de ribera..

Al mantener una corriente continua se evita la puesta de huevos de los mosquitos bajo el agua y los olores que en algunas zonas se dan por mantener el agua represada, otros grandes beneficiados serían los peces que podrían nadar libremente por el río y librar los azudes sin mucha dificultad.

En la actualidad el río Manzanares sufre un marcado estiaje y sus aguas están represadas primero por el embalse de Santillana y posteriormente por el embalse del Pardo, por lo que su control es total y su nivel caudal facilita su gestión, en caso de lluvias torrenciales parte del exceso de agua será retenida y absorbida por la vegetación del cauce y el resto puede ser derivado a los estanques de tormentas existentes, siendo necesario la construcción de nuevos estanques de tormenta en zonas estratégicas por seguridad del túnel por donde transita la M-30.

Para recuperar el acceso al cauce del río sería necesario construir elementos arquitectónicos escalonados que permitan a los visitantes estar más cerca del agua, esta actuación supondría una gran inversión ya que es necesario llevar a cabo obras importantes que posteriormente serian naturalizadas cubriéndolas con tierra y vegetación.

Casi todas las medidas propuestas requieren una inversión de capital importante, en cambio para evitar que gallinetas como Zaida y Zacarías pierdan más polluelos existen actuaciones muy sencillas que van desde instalar en los muros del río tablas de madera a la altura donde no llegue el agua facilitando el acceso a las repisas o ménsulas con rampas de madera que vayan desde el lecho del río hasta las zonas seguras donde puedan poner sus nidos y resguardar sus crías, las repisas necesitan disponer de cornisas para aportar sombra.

Otra medida es la instalación de islas artificiales naturalizadas de ciertas dimensiones donde pueda crecer vegetación y que se mantenga fija anclándola al fondo del río pero que pueda adaptarse a los incomprensibles cambios de nivel que hoy en día se llevan a cabo, estas medidas requieren una inversión mínima y aportan un valor añadido muy importante al río, ya que habría más especies de animales en el río.

Somos cada vez más los madrileños y turistas que dedicamos parte de nuestro tiempo libre a realizar actividades como la observación y fotografía de fauna y flora y Madrid Río es un potencial escenario para practicar la ornitología otro reclamo más para la zona, solo es necesario llevar a cabo las actuaciones concretas para mejorar la ecología del cauce del río Manzanares, para aumentar el número de especies que habiten plácidamente en el río.

Mantener un río sano repercute en la calidad de los vecinos y visitantes de la zona, ánimo desde el blog a que se tomen las medidas necesarias para que el río Manzanares a su paso por la ciudad de Madrid sea eso un RÍO. Si necesitan de mi colaboración no duden en contactarme: danielmedioambiente@gmail.com


2 comentarios:

  1. ¡Qué bonita, aunque un poco triste, historia! Muy didáctica para concienciar y entender la problemática que representa para la fauna y el entorno la gestión del río Manzanares. Enhorabuena, me ha encantado ;)

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  2. Gracias por su comentario, la triste realidad puede repetirse esta primavera si no se adoptan medidas para hacer mas habitable el río Manzanares a su paso por el centro de Madrid.

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