En la franja más recóndita del Valle del Lozoya, emplazamiento único de la
Comunidad de Madrid, se localiza la cascada del Purgatorio, escenario mágico
donde las cristalinas aguas del arroyo del Aguilón nos ofrecen todo un
espectáculo señero.
La cascada del Purgatorio es un cúmulo hídrico de cascadas ubicadas en el
centro de la Sierra de Guadarrama, formación geológica perteneciente al Sistema
Central, al noroeste de la Comunidad de Madrid.
El punto de inicio de la ruta lo marcamos en el aparcamiento del Monasterio
del Paular, donde una explanada habilitada a tal fin nos permite estacionar el
vehículo. El modo más cómodo para llegar es circular por la A-1 hasta la salida
69, donde tomaremos la carretera M-604, la cual nos llevara directos y sin
perdida posible.
La opción más corta y atractiva para llegar hasta el Monasterio del Paular,
es circular por la A-6, hasta la salida 39 y tomar la M-601 que nos permite
subir el mítico Puerto de Navacerrada, para nada más coronarlo, girar hacia la
derecha para dirigirnos por la C-604 y M-604 al Puerto de Cotos, el cual
descenderemos, las vistas y el paisaje de toda esta parte del viaje son
simplemente espectaculares.
Una vez aparcado el coche y acarreada la mochila a la espalda, es momento
de observar con deleite el Real Monasterio de Santa María de El Paular,
construido en 1390 y que durante 450 años fue un monasterio cartujo, siendo la
primera cartuja de Castilla, desde 1954 es una abadía benedictina.
Nuestros primeros pasos por la ruta nos dirigen hacia la M-604 la cual
cruzaremos por el paso de cebra, al otro lado y tras una vaya de piedra nos
espera el Arboreto Giner de los Ríos, creador de la Institución Libre de
Enseñanza.
El arboreto cuenta con una extensión de 1 hectárea, en la cual se
representa un bosque caducifolio con más de 200 especies de diferentes áreas
del planeta, agrupadas según criterios corológicos, es decir, en función de su
procedencia geográfica, por ello encontramos:
El bosque planocaducifolio asiático.
El bosque planocaducifolio europeo.
El bosque planocaducifolio norteamericano.
El bosque planocaducifolio sudamericano.
El objetivo del arboreto de Giner de los Ríos es presentar al visitante las
diferentes especies forestales planocaducifolias al igual que darle un uso
etnobotánico, por lo que les recomiendo que lo visiten antes de adentrarse por
la ruta protagonista de este reportaje.
Tras visitar el arboreto y disfrutar de las ovejas negras que hay en un
redil próximo, nos disponemos a cruzar el puente del Perdón, el cual está
construido con sillería granítica y cuenta con tres arcos de medio punto
de semejantes dimensiones, con un ligero abocinamiento.
El arco central está enmarcado por dos pilas de planta semicircular,
provista de tajamares en su base, dando lugar en la parte superior a dos
plazoletas situadas sobre dichos pilares, que sirven como descansaderos al
estar equipadas con bancos de piedra labrada.
El pretil que recorre el puente está labrado con una decoración de molduras
lisas, que trazan sobre los arcos una figura elipsoidal, en la parte inferior
encontramos una gárgola que permite desaguar la lluvia.
El actual puente data del siglo XVIII (1738) y nos permite salvar el
notable río Lozoya, a principios del siglo XIV se erigió el puente originario,
en 1302, justo enfrente del Monasterio de Santa María de El Paular.
El puente daba acceso al molino de papel de Los Batanes, una de las
principales industrias que explotaban los monjes cartujos de Santa María de El
Paular, se cuenta que de este molino salió el papel con el que se imprimió la
primera parte de Don Quijote de La Mancha, publicada en Madrid en 1605.
El peculiar nombre que recibe el puente se debe al aislamiento del valle
del Lozoya, separado de Madrid y Segovia por sendas cordilleras que superan los
2.000 metros de altura, en época medieval las autoridades locales, es decir los
Señores de la zona personificados en la Casa de los Quiñones, tenían por
costumbre y privilegio administrar justicia sin acudir a la autoridad real, por
lo que efectuaban los juicios junto al puente.
Los reos apelaban su sentencia ante el tribunal compuesto por un miembro de
cada Quiñón del Valle del Lozoya, en el mismo puente, si eran perdonados,
volvían sanos y salvos. Si no era así los alguaciles les conducían a la Casa de
la Horca, situada a unos 2 kilómetros en dirección al Puerto de Cotos, donde
eran ejecutados. De aquella tradición le viene el nombre.
El caserón que encontramos a la derecha en la entrada del puente es el
centro de gestión del Parque Natural de Peñalara y junto a este edificio, se
encuentra el Centro de Educación Ambiental Puente del Perdón.
Nada más cruzar el puente del Perdón, a nuestra izquierda sale una pista
que nos conduce hasta el Bosque de Finlandia, el cual será presumiblemente
objeto de un futuro reportaje, por lo que continuaremos caminando de frente por
la pista asfaltada, antigua carretera de Madrid, siendo el Camino Viejo de Madrid.
A menos de 200 metros y de nuevo a la izquierda veremos las indicaciones y
la edificación que acoge el alberge juvenil Los Batanes, seguiremos de frente
hasta encontrar a nuestra derecha dos caminos, ambos nos llevan al mismo sitio
y transcurren por un joven bosque de robles, les recomiendo el segundo de ellos
por ser el más recto y al ser más estrecho es más agradable de transitar.
A lo largo de la senda tendremos la oportunidad de observar una gran
variedad de especies botánicas, el Valle del Lozoya es un mosaico de
formaciones boscosas, con especies en algunos casos endémicas.
Existen diferentes tipos principales de vegetación fácilmente
identificables a lo largo de todo el valle, como son: el encinar, el robledal,
el sabinar, el pinar, el bosque de ribera, la formación de matorral y el
pastizal de alta montaña, a continuación, procedo a enumerar las especies más
significativas:
Abedul (Betula alba)
Tejo (Taxus baccata)
Roble albar (Quercus petraea)
Haya (Fagus sylvatica), muy escasa
Fresno (Fraxinus angustifolia)
Encina o carrasca (Quercus ilex subsp. Ballota)
Enebro de la miera (Juniperus oxycedrus)
Cantueso (Lavandula stoechas subsp. pedunculata)
Miera (Juniperus oxycedrus)
Jara (Cistus ladanifer y Cistus laurifolius)
Escobera (Cytisus scoparius)
Arce de Montpellier (Acer monspessulanum)
Tomillo blanco (Thymus mastichina)
Berceo (Stipa gigantea)
Cantueso (Lavandula stoechas)
Roble de melojo o rebollo (Quercus pyrenaica)
“Perito del niño Jesús" o mostajo grande (Sorbus latifolia)
Roble albar (Quercus petraea)
Rosal silvestre (Rosa sp.)
Zarzamora (Rubus sp.)
Endrino (Prunus spinosa)
Majuelo (Crataegus monogyna)
Escobera (Cytisus scoparius)
Helecho común (Pteridium aquilinum)
Acebo (Ilex aquifolium)
Quejigo (Quercus faginea)
Pino silvestre o pino de Valsaín (Pinus sylvestris)
Serbal de los cazadores (Sorbus aucuparia)
Piorno serrano (Cytisus purgans)
Cambroño (Adenocarpus hispanicus)
Enebro rastrero (Juniperus communis)
Genciana (Gentiana lutea)
Sauce (Salix alba, S. fragilis, S. purpurea, S. salvifolia, S. atrocinerea)
Fresnos (Fraxinus angustifolia)
Álamo temblon (Populus tremula)
Abedul (Betula alba)
Lilo blanco o cerezo aliso (Prunus padus)
Castaños de Indias (Aesculus hippocastanum)
Ciruelo bordizo (Prunus insititia)
Maíllo (Malus sylvestris)
Uva-espina (Ribes uva-crispa)
Cerezo aliso (Prunus padus)
Azucena silvestre (Lilium martagon)
Geranio de El Paular (Erodium paularensis)
Narciso campanillón (Narcissus pseudonarcissus)
Una vez atravesado el joven bosque de robles, muchos de ellos son fruto de
robles adultos talados años atrás y que gracias a su capacidad de rebrotar de
raíz hoy en día podemos disfrutar de un bosque en fase de regeneración, dicho
sendero nos lleva hasta una casa cuya ocupación actual es la de bar.
En esta zona se ubican las denominadas Presillas de Rascafría, área
recreativa formada por una amplia pradera y diferentes presas que retienen las
cristalinas y gélidas aguas del río Lozoya, dando origen a varias piscinas
naturales muy concurridas en la época estival por los visitantes.
Tras atravesar esta zona, proseguimos el camino por una amplia pista de
tierra, la cual seguiremos hasta encontrar un paso canadiense, tras cruzarlo
proseguiremos por la holgada pista, sin desviarnos en ningún momento por los
caminos que surgen principalmente hacia nuestra izquierda.
Durante este tramo vemos como el paisaje ha sido alterado por el hombre,
creando zonas de praderas con arbolado, ideales para el ganado vacuno
principalmente, por lo que es frecuente ver en algunas de ellas a las vacas
pastar plácidamente.
El transcurrir del camino nos lleva hasta un punto que nos sirve de
referencia, se trata de la Casa de los Aguilones, conjunto de edificaciones
formadas por diferentes casas, justo en ese punto el camino hace una chicana o
chicane, donde existe un puente que nos permite cruzar el arroyo del Aguilón,
desde el cual se puede ver aguas abajo como el arroyo desemboca en el río
Lozoya.
Nuestros pasos prosiguen por la ancha pista forestal, hasta encontrar a
nuestra izquierda una baliza que nos indica el desvío que tenemos que tomar
para llegar hasta la cascada del Purgatorio, desde las Presillas hasta el
desvío hay 2,25 kilómetros.
El nuevo camino, sigue siendo ancho, aunque presenta ligeras pendientes
ascendientes que nos irán subiendo hasta los 1300 metros de altitud, desde
diferentes descansaderos del camino se aprecian unas majestuosas vistas
panorámicas de toda la Cuerda Larga y del Parque Natural de la Cumbre, Circo y
Lagunas de Peñalara, junto con el pico de Peñalara y sus 2428 metros.
La pista forestal transcurre entre dos zonas denominadas Los Postueros y La
Umbría, la frondosa vegetación que custodian el camino, es el hábitat de una
gran variedad de especies de fauna, enumere las especies más significativas,
para que puedan hacerse una idea de la gran biodiversidad que guarece el Valle
del Lozoya:
Corzo (Capreolus capreolus)
Jabalí (Sus scrofa)
Cabra montés (Capra pirenaica victoriae)
Liebre (Lepus granatensis)
Conejo (Oryctolagus cuniculus)
Ardilla roja (Sciurus vulgaris)
Gineta (Genetta genetta)
Gato montés (Felis silvestris)
Zorro (Vulpes vulpes)
Tejón (Meles meles)
Garduña (Martes foina)
Turón (Mustela putorius)
Comadreja (Mustela mustela)
Nutria (Lutra lutra)
Erizo (Erinaceus europaeus)
Lirón careto (Eliomys quercinus)
Topillo campesino (Microtus arvalis)
Musaraña enana (Sorex minutus)
Musgaño de Cabrera (Neomys anomalus)
Murciélago orejudo septentrional (Plecotus auritus)
Murciélago de cueva (Miniopterus schreibersii)
Desmán de los Pirineos (Galemys pyrenaicus), poco probable.
Visón americano (Mustela vison)
Buitre negro (Aegypius monachus)
Águila real (Aquila chrysaetos)
Águila calzada (Hieraetus pennatus)
Águila culebrera (Circaetus gallicus)
Ratonero (Buteo buteo)
Halcón peregrino (Falco peregrinus)
Azor (Accipiter gentilis)
Gavilán (Accipiter nisus)
Milano real (Milvus milvus)
Búho real (Bubo bubo)
Lechuza (Tyto alba)
Cárabo (Strix aluco)
Autillo (Otus scops)
Cigüeña blanca (Ciconia ciconia)
Perdiz (Alectoris rufa)
Pico picapinos (Dendrocopos major)
Pito real (Picus viridis)
Cuco (Cuculus canorus)
Trepador azul (Sitta europaea)
Piquituerto (Loxia curvirostra)
Pechiazul (Luscinia svecica)
Martín pescador (Alcedo atthis)
Mirlo acuático (Cinclus cinclus)
Ruiseñor común (Luscinia megarhynchos)
Mirlo (Turdus merula)
Jilguero (Carduelis carduelis)
Verdecillo (Serinus serinus)
Lagarto verdinegro (Lacerta schreiberi)
Lagartija serrana (Lacerta monticola)
Lagarto ocelado (Lacerta lepida)
Lagartija cenicienta (Psammodromus hispanicus)
Lagartija ibérica (Podarcis hispanica)
Lagartija colilarga (Psammodromus algirus)
Lagartija roquera (Podarcis muralis)
Culebrilla ciega (Blanus cinereus)
Eslizòn ibérico (Chalcides bedriagai)
Tridáctilo (Chalcides chalcides)
Culebra bastarda (Malpolon monspesulanus)
Culebra de escalera (Elaphe scalaris)
Culebra lisa meridional (Coronella girondica)
Víbora hocicuda (Vipera latastei)
Culebra lisa europea (Coronella austriaca)
Culebra viperina (Natrix maura)
Culebra de collar (Natrix natrix)
Tritón alpino (Triturus alpestris)
Salamandra (Salamandra salamandra)
Tritón jaspeado (Triturus marmoratus)
Gallipato (Pleurodeles waltl)
Rana patilarga (Rana iberica)
Rana común (Rana perezi)
Sapo partero común (Alytes obstetricans)
Rana de San Antón (Hyla arborea)
Sapo de espuelas (Pelobates cultripes)
Sapo común (Bufo bufo)
Sapo corredor (Bufo calamita)
Sapillo pintojo (Discoglossus galganoi)
Perca sol (Lepomis gibbosus)
Trucha común (Salmo trutta fario)
Salvelino (Salvelinus fontinalis)
Barbo común (Barbus bocagei)
Boga (Chondrostoma polilepis)
Calandino (Tropidophoxinellus alburnoides)
Cacho (Leuciscus pyrenaicus)
Lamprehuela (Cobitis calderoni)
Gobios (Gobio gobio)
Bermejuela (Rutilus arcasii)
Carpas (Cyprinus carpio)
Carpines (Carassius auratus)
Tenca (Tinca tinca)
Ciervos volantes (Lucanus cervus)
Mariposa isabelina (Graellsia isabelae)
Apolo (Parnassius apollo)
Maculínea (Maculinea nausithous)
Gran pavón nocturno (Saturnia pyri)
Escarabajo (Iberodorcadion hispanicum)
Una ligera pendiente descendente nos dirige hasta las cristalinas aguas del
arroyo Aguilón, las praderas ribereñas aledañas al arroyo son un lugar ideal
para realizar una parada y disfrutar del arrullo de las aguas mientras tomamos
el almuerzo.
Cuesta dejar atrás este rincón, aun sabiendo que más adelante nos espera
todo un espectáculo de la naturaleza, tras recuperar las energías empleadas
para llegar a este enclave, es momento de cruzar el puente de madera que salva
el arroyo del Aguilón y continuar por un sinuoso sendero.
Caminamos por el sendero que suele presentar algún que otro charco, hasta
llegar a la puerta de una finca vallada con un muro seco de piedras, en el
interior se aprecia una pequeña casa de piedra, en este punto la senda empieza
a complicarse según vayamos avanzando, por lo que es necesario pisar con
cautela.
El bosque de ribera nos ofrece su rebosante y generosa sombra, en todo
momento andamos por camino que recorre el margen derecho del arroyo aguas
arriba, durante varios tramos tendremos que sortear con precaución diferentes
obstáculos como son las piedras o raíces de los árboles, existen varios
pequeños puentes de madera que salvan los diferentes arroyos que emanan de las
laderas montañosas y que desembocan en el arroyo del Aguilón.
El camino se ensancha por momentos para volver a estrecharse en la zona más
agreste y pedregosa de la ruta, donde el arroyo forma un marcado recodo, es
cuando el sendero pasa de ser de tierra a ser roca madre, los pasos que debemos
dar son cortos y seguros, evitando en lo posible las zonas húmedas donde las
piedras suelen ser más resbaladizas, muy importante es llevar las manos libres
para poder agarrarnos a la vegetación o a las piedras en casa de necesitarlo.
Es primordial salvar esta zona con cautela, al ser algo más técnica y
estrecha, una vez ascendida la zona rocosa, el estruendo formado por las aguas
al precipitarse por la cascada nos delata que estamos muy próximos al final de
la ruta.
Entre grandes piedras graníticas llegamos hasta el mirador de madera, desde
donde podemos disfrutar de una de las cascadas del Purgatorito, ya que son un
conjunto de cascadas ubicadas entre el Pozo del Acebo y el Hueco de los
Ángeles.
La cascada Baja que es la que se observa desde el mirador, es un salto
vertical de unos 10 metros de altura, aguas más arriba se localiza la cascada
Alta con unos 15 metros de altura, la cual no se puede ver desde el mirador de
madera.
El acceso a la cascada Alta se realiza salvando la zona pedregosa que
tenemos a nuestra izquierda, siendo un “sendero de cabras montesas” que supone
un cierto riesgo el cual no recomiendo realizar a no ser que se tenga la
preparación y los conocimientos adecuados para realizar la escarpada ascensión.
Una vez realizadas las pertinentes fotos y disfrutado del entorno, es
momento de retroceder por nuestros propios pasos, al tratarse de una ruta
lineal, lo que nos da una nueva oportunidad de contentarse oteando el paisaje,
la vegetación compuesta por densos bosques y la fauna que se preste a cruzar
por nuestro campo de visión.
Si desean realizar la ruta de
la mano de un guía experimentado que les oriente y que durante la senda les
haga interpretación de la naturaleza, identificando la fauna y flora del lugar
no duden en contactar conmigo, escribiéndome a:danielmedioambiente@gmail.com
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Preciosa ruta, nadie debería dejar de hacerla. Magníficas explicaciones de cómo realizarla, muchas gracias y enhorabuena por el blog!
ResponderEliminarMuchas gracias por su comentario, y al igual que usted, animo a todo el mundo a realizar esta preciosa ruta por el Valle del Lozoya.
ResponderEliminarRecomiendo hacerla desde el Puerto de la Morcuera. Resulta mucho más salvaje. Yo la hice ayer, día laborable con mi hijo, totalmente solos. Pudimos ver un visón americano en el Río Aguilón, 1 km arriba de la cascada mayor. Una pena que esta ruta Sur, desde la Morcuera, no esté señalizada
ResponderEliminarMariano, muchas gracias por comentar y por la propuesta realizada, tomo nota de la alternativa que comentas para poder hacerla y publicar en el blog. Si puede facilitar mas detalles del punto de inicio de la ruta y los detalles que estime oportuno se lo agradecería, puede escribir directamente aquí o al mail: danielmedioambiente@gmail.com Muchas gracias y FELIZ AÑO
ResponderEliminarQuería preguntar a los que habéis hecho la ruta, si hay algún bar en el Parking Monasterio del Paular.Muchas gracias
ResponderEliminarHola Susana, bares puedes encontrar en el pueblo de Rascafría, en El Paular hay una cafetería del hotel y en las piscinas fluviales hay un bar que solo funciona en verano. En la carretera M-604, hay varios restaurantes a pocos km del monasterio de El Paular, espero que esta información le sea útil, gracias.
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